El ajuste del Presidente, ¿será del bueno o será del malo? (Por Adrián Simioni)

Medidas económicas

El ajuste del Presidente, ¿será del bueno o será del malo?

27/12/2019 | 14:59 | Alberto Fernández admitió que puso en marcha un ajuste para ordenar las cuentas. El tema es si los cambios que impulsa también servirán para que el Estado deje de quebrar cada tanto.

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Se empezó a hartar Alberto Fernández de que le echen en cara el impuestazo y el recorte a los jubilados. Por eso dijo desafiante, anoche, en televisión: “Si ajuste es poner orden en las cuentas públicas, estamos haciendo un ajuste”.

Perfecto. Gracias a esa admisión, ya podemos estar de acuerdo en algo. En lugar de dejar que todo estalle por los aires, culpar a Macri y después adjudicarse el rebote obvio de la economía en esos casos, Fernández admite que sigue el camino ya iniciado por Macri: controlar el déficit fiscal para evitar el default abierto. En parte por eso los bonos del Estado suben con fuerza y el riesgo país baja.

Ahora, hay que hacerse otra pregunta: además de pagar la deuda, ¿este ajuste va a servir para reformar la organización económica que nos trajo hasta aquí? ¿o sólo servirá para apaciguar a los acreedores un tiempo pero en unos años nos vamos a encontrar con la misma crisis de siempre?

Por ejemplo: volvemos a ponerle retenciones al trigo, Eso sirve para que el Estado recaude, pero ¿vamos a tener que volver a importar harina, como llegó a suceder en el kirchnerismo?

Otro ejemplo: volvemos a subsidiar tarifas de energía para que las empresas de ese sector también ajusten, pero ¿vamos a volver a perder el autoabastecimiento energético?

Otro ejemplo: licuamos en más o en menos todas las jubilaciones superiores a la mínima, pero ¿se van a seguir pagando incluso dos haberes a gente que nunca aportó y con ingresos por ahorros privados?

Otro ejemplo: para aliviar el ajuste vamos a volver a subsidiar a lo tonto el agua, la luz, el colectivo y los trenes del Gran Buenos Aires, pero ¿estamos seguros de generar otra vez esas subvenciones impagables que quiebren al Estado, como ya pasó, para financiar por segunda la mayor inequidad regional de la historia argentina?

Otro ejemplo: con este ajuste, tal vez la Nación y las provincias logren cerrar mejor por ahora sus cuentas, pero ¿vamos a seguir teniendo y municipios llenos de oficinistas con altos sueldos atados a la inflación que no logran tapar la mitad de sus baches?

Son preguntas que hay que hacerse. Como dice Fernández, no hay dudas de que el suyo es un ajuste. El tema es si va a servir sólo para pagar las deudas o si también servirá para que cerremos la fábrica de pobreza, indolencia e improductividad que nos regresa una y otra vez a este mismo lugar desde hace tantos años.