Talleres adelantó Julio

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Talleres adelantó Julio

12/06/2022 | 15:03 | Después de 14 años, Julio Buffarini regresa a la "T". El recorrido de un futbolista que se ganó el cariño de los hinchas cordobeses y tuvo proyección internacional.

Redacción Cadena 3

Gabriel Rodríguez

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Talleres adelantó Julio

Hay momentos en donde el camino de los jugadores es explotar en su club, jugar en Europa, por qué no la Selección y regresar a Argentina para el retiro. Pero ese sendero por donde pasaron –por ejemplo- Riquelme, Aimar, Simeone, Ayala, Verón, Ortega, Saviola y Balbo ya no es tan transitado y parece ya no ser una norma. Es que los hinchas estaban resignados a verlos sólo en el inicio, asomando en primera o al ponerse la celeste y blanca o en el final de sus carreras.

Existen motivos múltiples cuando se abandona el nido, detrás de un sueño, de un futuro mejor. En nuestro medio, los futbolistas suelen volar en busca de las grandes ligas, un salto económico y el progreso que sólo revitaliza chocar contra los mejores. Y cuando aterrizan reclaman afecto, nostalgia, pasión, familia, amigos, contención bajo el calor del hogar. No regresan para reinventarse, les resulta indiferente el caos organizado de AFA, la Liga, la Superliga y demás, y el misterio de cuándo vuelve a rodar la pelota. Vuelven motivados por el latido de su corazón.

Talleres metió, hasta aquí, la bomba de un alicaído mercado de pases: Julio Alberto Buffarini regresa a los orígenes. Pleno, vigente, con ganas de una revancha porque debutó un 11 de agosto de 2007 en la derrota ante Platense por 4 a 2 en Córdoba, en uno de los peores Talleres de todos los tiempos, se fue al descenso, jugó en ese infierno llamado Argentino “A” y se terminó yendo por la puerta de atrás, en libertad de acción.

“Chacho”, “Buffa”, “Julito” o “Moni Argento” (el apodo que tuvo un tiempo en San Lorenzo por la cabellera colorada que lo emparentaba con el personaje de Florencia Peña en la sitcom ‘Casados con hijos’), llegó a Talleres desde Atalaya y vaya que fue compleja su inserción en el grupo de profesionales. Roberto Saporiti, el entrenador de aquel momento, no estaba convencido a tal punto que en su primera pretemporada cumplió las veces de ayudante de Humberto ‘La Figura’ Román, histórico jefe de utilería de la “T”. Así lo recuerda Piero Foglia, coordinador de Atalaya en ese instante y quien acercó a Buffarini. 

"Lo traje cuando tenía 12 años de General Cabrera. A los 16 lo llevé a Talleres. Le sugería a Saporiti que lo subiera a Primera, le conocía la cabeza a Julio y sabía que era muy perseverante. Me dijo que no subía chicos, le insistí y lo llevó de ayudante de utilero. Después se convenció y se quedó en el plantel", rememoró.

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Pero pudo debutar, apenas tiene un gol en Talleres aquel del 12 de abril de 2008 en Florencio Varela ante Defensa y Justicia. Pero el contexto no lo ayudó, el equipo iba de mal en peor y la gente se agarraba con chicos de menos de 20 años como él y Matías Quiroga, el santafesino con el que compartió dos años en el plantel.

"Él podía jugar un partido cada dos días, se recuperaba muy fácilmente. Era superdotado físicamente. Después agregó cuestiones tácticas que lo llevaron a clubes de primer nivel (...) Es un líder positivo, aporta mucho en el vestuario y afuera de la cancha", valoró.

Buffarini siempre dice que su vida fue lucha, que todo le costó porque no era un virtuoso y el madurar de golpe lo alejó de su Talleres doce años. Sin embargo, y más allá de un recorrido largo y cargado de cosas supo permanentemente que volvería a su casa pese a no haber ganado nada… o mucho: la identificación full time con Talleres. Mentalidad positiva, eso dice su descubridor Piero Foglia. 

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Y el fútbol se lo llevó a Atlético Tucumán, para luego recalar en Ferro, donde mostró una versión distinta al explotar como volante derecho, un puesto más adelantado del que estaba acostumbrado. Y ese buen pasar derivó en una transferencia a San Lorenzo, donde consiguió el éxtasis ganando la Copa Libertadores de América. Allí conoció a Marcelo Tinelli, lo dirigió Caruso Lombardi en la promoción ante Instituto y fue convocado a la Selección por su versatilidad y enjundia.

Desde su salida de Talleres, Buffarini jugó 408 partidos sumando el Decano, Ferro, San Lorenzo, San Pablo, Boca, Huesca y Cartagena. Hizo 20 goles. Ganó tres títulos de Primera División, dos Supercopas Argentina, una Libertadores, disputó el Mundial de Clubes, fue convocado a la Selección y se dio el gusto de conocer al Papa Francisco… ¡Tranquilo “Buffa”!

Nacido en General Cabrera, abandonó el Huesca, en donde tenía contrato por un año más, para mezclarse en los avatares del día a día en el predio Nuccetelli, en la Boutique y en la crisis general de los clubes del fútbol argentino. ¿Y qué lo hizo regresar a un país en donde la inseguridad es moneda corriente, en donde no se puede contener la hostilidad del hincha, la pasión desmedida, es decir un extremo que muchos otros prefieren evitar?

Diego Garay, uno de los máximos referentes del club, volvió dos veces. Y Garay debe ser en esta era contemporánea el regreso más importante. 

Algunos especialistas sostienen que hay un factor esencial, determinante para comprender la dimensión de los que se van y ya sueñan con el retorno. Un caso típico de diván. Los amigos, la sobremesa, los abrazos, las ovaciones, los sinsabores… porque el fútbol es también el reflejo de la vida misma. Y así lo remarca Garay. 

"En cuanto a lo económico queda muchos veces en segundo plano. Lo sentimental, sentirse cómodo en un lugar donde viviste momentos hermosos inclinan la balanza para volver al club", destacó.

“Buffarini es un jugador al que seguimos. Es un todo terreno y no va a pasar inadvertido. Tiene una manera de jugar interesante”. Pavada de elogio que recibió de Lionel Scaloni cuando estaba en Boca. En aquel Boca de Miguel Russo, en donde su juego se vio beneficiado respecto de sus actuaciones con Gustavo Alfaro, y tuvo libertades para atacar además de una presión extra del Consejo de Fútbol: Riquelme confiaba en sus cualidades pero si no las explotaba, iban a buscarle un reemplazo.

Para el regreso, muchos creen necesario determinar dos cuestiones. Definir en primera instancia en qué momento volver; y para qué. La mayoría lo hace porque le quieren devolver a sus primeros amores todo lo que le dieron en un comienzo. El debut, el puntapié de sus carreras. Porque los primeros años nunca se olvidan, como un amor de pareja: siempre se vuelve al primer amor.

En Talleres se adelantó Julio porque cuando hay amor por la camiseta, no hay dinero que valga. Jugará Copa Libertadores, Copa Argentina, el Torneo de la Liga y prestigiará el fútbol argentino.

Algunos se llenan la boca hablando. Otros más callados, hacen un mejor trabajo para lo que realmente quieren. Quiso volver para darle algo al club, serle útil, aún en vigencia. Un aplauso para Buffarini quien seguramente dejó mucho para venir… pero lo hizo.

Texto y narración: Gabriel Rodríguez.

Edición: Érika Andújar.

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