Sebastián Battaglia, el más campeón de los campeones (por Raúl Monti)

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Sebastián Battaglia, el más campeón de los campeones

12/12/2021 | 13:51 | El histórico volante y actual entrenador de Boca es el jugador más ganador de la historia "xeneize". Recordá su trayectoria

Raúl Monti

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Sebastián Battaglia, el más campeón de los campeones (por Raúl Monti)

Un futbolista puede destacarse entre sus pares por los motivos más diversos. Están los goleadores, los talentosos, los rústicos, hay de todo. Cada uno de ellos puede quedar en la memoria de los fanáticos y tener carreras más o menos exitosas, pero hay otro grupo, mucho más reducido, que tiene la gloria garantizada: los ganadores.

No hablamos de los que una vez levantaron una copa o tuvieron suerte en una definición por penales, sino de aquellos que parecen estar condenados al éxito deportivo. Hombres que jugando bien o mal, mucho o poco, siendo figuras o desde el banco, se distinguen por obtener campeonatos una, y otra, y otra vez. Sebastián Battaglia fue uno de esos privilegiados.

El recordado mediocampista santafesino tiene 17 razones muy concretas para justificar su lugar entre los ídolos del club de La Ribera. Y si le piden que elija entre todas sus estrellas, a diferencia de lo que le pasaría a un padre con sus hijos, no tiene nigún problema en señalar cuál es su gesta favorita: la Copa Libertadores del 2000, que marcó el inicio de una de las eras más gloriosas de Boca, y que él disfrutó de punta a punta.

Sebastián hizo la mayor parte de las inferiores en Boca y debutó en Primera el 31 de mayo de 1998, a los 17 años, de la mano de Carlos García Cambón. No participó del primer título de la etapa Bianchi, pero se colgó su primera medalla de campeón en el Clausura ‘99, con 18 años, cuando sintió por primera vez el gustito de la victoria.

El 2000 fue el año que marcó un quiebre en su carrera y en la historia reciente del “xeneize”. El “León” se ganó la titularidad gracias a una lesión de “Chicho” Serna y vivió desde el verde césped un triplete histórico: se quedó con el Apertura ‘00, fue titular en las recordadas finales de Libertadores contra Palmeiras y tocó el cielo con las manos cuando el equipo se impuso al poderoso Real Madrid en la Copa Intercontinental.

La heroica victoria en Japón fue uno de los puntos más altos de su carrera, pero en diciembre se rompió los ligamentos y vivió su primera lesión grave. Como era de esperarse, perdió mucho terreno en el equipo y disputó menos minutos de los que quería, pero jugó algunos partidos de la Libertadores 2001 y conquistó el bicampeonato de América contra Cruz Azul.

Battaglia tenía tres temporadas como profesional y 5 campeonatos, una cifra envidiable para un futbolista de 21 años. Sumó experiencias en el 2002 y mostró su mejor nivel cuando el “Virrey” volvió al club en lo que sería otra temporada histórica, la del 2003. Heredó la camiseta número 5 tras la salida de Serna y se convirtió en el dueño indiscutido de la mitad de la cancha.

Le metió su primer gol oficial a River con un preciso cabezazo en el Apertura ‘03, torneo que ganó. Fue crucial en la obtención de la Libertadores de ese año, la quinta en la historia de la institución, y disputó los 120 minutos de la dramática Copa Intercontinental contra el Milan. Sebastián marró su tiro desde el punto penal, pero Abbondanzieri les tapó dos a los italianos, y la euforia fue nuevamente para los argentinos.

Tras la consagración, probó suerte en el Viejo Continente, pero las lesiones frustraron su paso por el Villarreal. Para no perder la costumbre ganó una Copa Intertoto de la UEFA, pero volvió al amor de toda su vida en el 2005 con ilusiones renovadas. Alfio Basile lo veía como uno de los pilares de su equipo, pero comenzó a ser un habitué de la enfermería.

Se recuperó de una lesión en la rodilla y metió un gol en la final de la Recopa contra Once Caldas, donde dio otra vuelta olímpica. Ese mismo año encontró en Fernando Gago a un socio ideal y se quedó con el Apertura ‘05 y la Sudamericana. Fue el capitán del equipo en la vuelta contra Pumas, y levantó su primera copa con la cinta en el brazo.

En 2006 una pubalgia lo marginó durante casi todo el año: jugó apenas 3 partidos en el Clausura y disputó 45 minutos en la Recopa contra Sao Paulo. Sumó dos campeonatos más, pero la preocupación por su estado de salud opacó la alegría de los festejos. A partir de ese momento, las dolencias físicas marcaron su camino hasta que colgó los botines.

La Copa Libertadores del 2007, recordada por la magistral actuación de Riquelme, fue su último gran título, aunque no tuvo un rol protagónico. En el 2008 se quedó con el Apertura, con gol a River incluido, y la Recopa contra Arsenal, donde también se anotó en el marcador. Aún así, su lugar en el equipo ya se justificaba más desde lo simbólico que por sus aportes dentro de la cancha.

El 11 de diciembre de 2011, tras varios meses de inactividad por una lesión de tobillo, jugó su último partido oficial. Con el único fin de gritar “campeón” por última vez, disputó los últimos 15 minutos del Apertura ‘11, que el equipo de Falcioni había ganado dos fechas antes. Ese fue su título 17, que le valió ser el máximo ganador de la historia del club. Esa noche, la Bombonera le regaló una gran ovación a un jugador que tuvo un camino marcado por las lesiones, pero será recordado por todos los laureles que supo conseguir.

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