Olivia Collman y Anthony Hopkins.

The Father

Anthony Hopkins pone primera para quedarse con el Oscar

07/04/2021 | 11:02 | La película del francés Florian Zeller obtuvo seis nominaciones y permite el lucimiento del británico y de Olivia Collman, una partenaire inolvidable.

Con Hollywood nunca se sabe y poca gente se aventura a hacer pronósticos, pero será difícil arrebatarle a Anthony Hopkins la estatuilla de mejor actor protagónico por su participación en The Father, la película de Florian Zeller en la que encarna a un hombre que resiste como puede los embates del alzheimer, en cuyas garras está cayendo mientras a su alrededor, los afectos, la casa y algunos objetos aparecen y se esfuman al ritmo arremetedor de la enfermedad.

Convencido de que no había en el mundo otro actor más perfecto que Hopkins para el papel, el director francés persiguió durante años al británico para convencerlo de que encarnara a Anthony, un hombre culto, independiente, irónico, fanático de la ópera, que se desliza irremediablemente hacia la locura asociada a un mal para el que no hay remedio.

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Basada en una obra de teatro del propio Zeller, buena parte de la excelencia de la producción que obtuvo seis nominaciones para el Oscar, reposa en la feliz elección de dos actores que se sacan chispas.

Perdido en los pliegues de su propia memoria, el protagonista tiene a su hija Anne como la única referencia más o menos permanente en ese dormitorio que es el suyo y a continuación se transforma en un cuarto desconocido, o en la mesa ante la cual comparten el almuerzo. Para ese papel contrataron a Olivia Collman, una actriz capaz de sugerir un mundo con una mirada y resumir en una lágrima muda, el dolor ante el espectáculo de una inteligencia que se apaga.

AH apela a todos los recursos que puede desplegar un actor para mostrar la escala de estados de ánimo de alguien que en una sola jornada pasa de las confidencias al enojo; de la ironía al desprecio y de la añoranza al abismo que implica desconocer, repentinamente, al interlocutor de turno, el día y hasta la ciudad en la que se encuentra.

Es un espectáculo siempre interesante ver lo que puede hacer con un breve parlamento alguien que le pone el cuerpo a cada palabra. Hopkins se esmera y se vuelve odioso, demandante, arbitrario, insoportable y, de golpe, vulnerable al extremo. Para subrayar cada una de esas sensaciones está Olivia Collman que pone su ductilidad al servicio de un contrapunto para el aplauso.

Lo dicho al comienzo; con Hollywood nunca se sabe, pero AH debería ser número puesto para el premio de la Academia. Es verdad que tiene tremendos rivales y que si la industria de sueños quisiera homenajearse podría mirar hacia otro lado y ungir a Gary Oldman, otro de los talentosos, que encarna nada menos que al guionista de El Ciudadano Kane.

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