Deportes

En la misma bolsa

03/03/2013 | 09:45

Generalizar es incorrecto. Al menos se cae en el riesgo de ser sumamente injusto con una parte del grupo al cual se adjetiva.

Aún así, estoy cada vez más convencido que la “decadencia” argentina, en cuanto a comportamientos y educación, lleva a buena parte de la población a actuar de una manera tal, que da mucha pena ver, pensando en el hoy y proyectándolo al mañana.

La actuación de la policía rosarina embistiendo contra los hinchas de Belgrano en Rosario y hasta contra los jugadores, me llevó a jugar con la imaginación de cambiar de lugar a cada uno de los protagonistas.

Un hincha en la cancha vestido de policía y viceversa. Un agente en el papel de Giannini, el árbitro que debió suspender el partido, pero que en su afinidad con los tiempos grondonianos de treinta años a esta parte, dejó que el circo termine la función; y al árbitro metido entre los hinchas de la platea de Newell´s que intercambiaban insultos y proyectiles con los "Piratas".

Más o menos como el contribuyente que paga, y a veces no, sus impuestos y despotrica contra los gobernantes y si les toca por la “generosidad”de las listas interminables y la cantidad de “ñoquis” que contiene la vida pública nacional, ser parte de los que mandan, pasa a ser el corrupto más logrado de una película.

Debe quedar claro que me asquea el proceder policial desde hace años en muchas canchas del país,que no previenen,que no saben reprimir adecuadamente, que permiten entrar con pirotecnia (para ser liviano) a unos y revisan hasta la médula a los “santos inocentes”. Sin embargo, esos que entran lo que quieren a la cancha y muchos de los “padecen” los controles harían lo mismo de usar uniforme.

Y como en las rutas, los transgresores permanentes y quejosos del accionar policial, trocarían en vigilantes no tan correctos si les tocara.

La imagen en el Parque de la Independencia es susceptible de cambios de protagonistas de un lugar a otro de los incidentes, porque buena parte de los que participaron pertenecen al mismo país, a la misma manera de vivir, a la educación casi olvidada, a los valores ya definidos como estúpidos y dignos de un gil.

Si buscamos en los archivos, encontraremos a esta altura centenares de tardes y noches con hechos como el de Rosario, muchos de ellos protagonizados por los guardianes santafesinos que son de los peores en eso.

En esas crónicas se podrá apreciar que participan: hinchas, agentes, dirigentes, jugadores, árbitros y hasta periodistas.

E insisto, cambiarlos de lugar a unos y otros casi no alteraría el producto.

Los factores comunes entre ellos son ser como somos. Un país en franca “decadencia”educacional.

Y lo aseguro lejos de los poderes políticos de distintos bandos. La falta de educación y buenas costumbres sirven perfectamente para un banquete de los poderosos.

Policías y barras bravas, ciudadanos y funcionarios podrían rotar como en el voley sin que alguien se diera cuenta. En la misma bolsa. Con perdón de las excepciones, claro.