Inevitable: la política mete la cola en el Mundial

Qatar 2022

Inevitable: la política mete la cola en el Mundial

22/11/2022 | 05:56 |  

Redacción Cadena 3

Adrián Simioni

La relación entre la vida política de una sociedad y el espectáculo es más vieja que el diablo. Lo sabían hasta los romanos: “pan et circenses”, lo rotuló para siempre el poeta Juvenal 100 años antes de Cristo. Dicen los historiadores que Julio César repartía trigo gratis o casi a 200 mil pobres de Roma, a los que también les ofrecía circo.

En Argentina tenemos una experiencia crucial y trágica, la del Mundial 78. Para la dictadura aquel campeonato tenía múltiples objetivos: borrar de la memoria la represión ilegal, ofrecer un motivo de orgullo a una sociedad deprimida y sacar chapa de nación civilizada para exhibirla al mundo. Y funcionó.

Hoy, las acciones políticas en base al Mundial de Qatar están motorizadas por grupos y países diversos, reconocen intereses políticos internos a cada país o están orientadas al exterior.

Por ejemplo, los usos políticos no siempre están manijeados desde el poder. Este lunes, sin ir más lejos, los 11 jugadores de Irán no cantaron el himno en solidaridad con las protestas en su país por la situación de las mujeres. Hinchas iraníes portaban banderas con la inscripción “woman life freedom” (libertad en la vida de las mujeres). Y estamos hablando de Irán.

El propio Qatar está siendo objeto de críticas que confrontan los valores que Occidente considera universales (derechos humanos, medioambiente) con la relatividad cultural (el derecho a la identidad de cada cultura), en un dilema paradójico. En Europa los cuestionamientos a la opresión religiosa a las mujeres, a las restricciones a la libertad individual, a la explotación laboral expresada en las miles de muertes en la construcción de los estadios, son durísimos y masivos.

A nosotros, los argentinos, tan derechos y humanos (como decía la propaganda militar y como creemos serlo hoy) el tema ni nos va ni nos viene. Estamos en un Mundial. El que no salta es un pesado. No vamos a sacar los ojos de la pelota por más que Qatar esté usando el Mundial para legitimarse en la escena internacional por más que allí no haya democracia, ni partidos políticos, ni separación de poderes. Siga-siga.

Por otra parte, el Mundial está lleno de microusos políticos. O de la tentación de usarlo. La versión de que el gobierno de Alberto Fernández le pidió a la AFA que en el partido de hoy martes los jugadores argentinos exhibieran luto por la muerte de Hebe de Bonafini quedaron en la nada. Al final, ni la TV Pública pudo exhibir un crespón en la pantalla mientras transmitió los partidos de ayer martes. La Fifa lo prohíbe. No hay tu tía.

A veces, el uso político del Mundial consiste no en acercarse a él (como hizo Mauricio Macri, que ya está instalado en Doha y parece haber suspendido toda actividad política hasta el fin del campeonato), sino en alejarse de él. Hay que cuidarse de que la gente vea como falta de austeridad un viajecito a Qatar. Debe haber sido eso lo que pensaron Juan Schiaretti y los funcionarios cordobeses que lo acompañaron y que estuvieron en el barrio (en Abu Dhabi, ahí nomás de Qatar) hasta el sábado. Tres días más y hubieran podido ver el partido inaugural de Argentina. Pero se volvieron.

Como se ve, hay tácticas y estrategias para todos los gustos. Pero hay dos cosas que todo el mundo sabe: una, es que nadie puede ignorar los posibles efectos políticos de un Mundial; la otra, es que nadie puede exagerar los efectos que pueda tener tal espectáculo.

El politólogo Rosendo Fraga, por ejemplo, ha recordado que incluso el Mundial 78 tuvo un efecto innegable, pero que duró poco. Igual que pasó con el Mundial 86. Alfonsín pudo recibir nada menos que a la Selección campeona de Maradona. Un año después al radicalismo lo barrieron en las elecciones legislativas.

Pasa en otros países. En Brasil el bolsonarismo hizo suya la camiseta brasileña. Y logró el apoyo público de Neymar. No le alcanzó para ganar las elecciones.

Obviamente que un Mundial, como mínimo, distrae. En la situación actual de la Argentina podría bajarle unos grados a la temperatura de un diciembre que a veces da la impresión de querer convertirse en un diciembre de aquellos. El gobierno sin duda va a tratar de usar el Mundial con ese fin, tratando de no ser tan obvio, porque sino el efecto se malogra. El intento por ofrecer circo, sin duda va a estar. Lo que estaría faltando, eso sí, sería el pan. Y la fórmula de los romanos tiene los dos ingredientes. No funciona con uno solo de ellos.

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