El oasis escondido del sur tucumano ideal para una escapada de verano

Si este verano la idea es alejarse del ruido, bajar un cambio y reconectar con la naturaleza, el Dique Escaba aparece como una de esas joyas poco conocidas que Tucumán guarda en su mapa. Ubicado en el sur de la provincia, a unos 180 kilómetros de San Miguel de Tucumán, este espejo de agua rodeado de yungas y cerros invita a una escapada distinta, tranquila y sin multitudes.

Construido originalmente con fines hidroeléctricos, el dique fue ganando con los años un atractivo inesperado: su entorno natural. Caminos serpenteantes, vegetación autóctona y un paisaje que combina monte, agua y silencio lo transformaron en un destino ideal para quienes buscan contacto directo con la naturaleza y experiencias simples, lejos del turismo masivo.

El plan en Escaba es tan sencillo como tentador. Se puede pasar el día nadando en zonas tranquilas, pescando desde la orilla, caminando por senderos naturales o simplemente mateando frente al agua. No hay grandes infraestructuras turísticas, y eso es justamente parte de su encanto: reposera, vianda, tiempo sin apuros y la calma como protagonista.

A ese espíritu sereno se le suma un plus: la hostería del dique, recientemente renovada, que cuenta con bar y restaurante. Es una opción perfecta para almorzar, tomar algo fresco o cerrar la tarde contemplando el paisaje. Al atardecer, el espejo de agua regala uno de sus mejores momentos, cuando el cielo se refleja casi como un cuadro sobre la superficie del dique.

Llegar también es parte de la experiencia. Desde la capital tucumana se toma la Ruta Nacional 38 hacia el sur hasta Juan Bautista Alberdi, y desde allí un camino provincial entre cerros conduce directamente al dique. El viaje demanda unas dos horas y media, pero el destino justifica cada kilómetro.

Escaba no promete lujos ni actividades frenéticas. Ofrece algo mucho más valioso: naturaleza, silencio y la posibilidad de disfrutar Tucumán desde otro lugar. Un plan simple, económico y distinto para este verano.