Un "sí" al "no" de Messi

Sobre la decisión del capitán

Un "sí" al "no" de Messi

15/08/2018 | 12:12 |

Se trata de Mathias Pogba, de 27 años, quien milita en el club alemán KFC Uerdingen. El técnico del equipo justificó la decisión: "Tiene demasiados kilos en las caderas".

Diego Borinsky

Seamos sinceros: ¿quién tiene ganas de ver un partido de la Selección el mes que viene? ¿Y dos partidos? ¿Quién está lo suficientemente motivado para entusiasmarse con un Argentina-Guatemala o un Argentina-Colombia cuando aún nos duelen las cuatro estocadas francesas del Mundial, que parecieran haberse clavado en nuestras almas la semana pasada? ¿Quién puede reciclar el deseo ante un partido amistoso que ni siquiera tiene el premio de una Copa oficial cuando la expectativa generada durante los meses posteriores a la clasificación y previos al inicio del Mundial fue tan grande, a pesar de que no había demasiados argumentos sensatos para sostenerla, y se desinfló de un día para el otro con disparates mayúsculos que incluyeron una toma del poder por parte de los futbolistas?

Seamos sinceros: estos dos amistosos que afrontará la Selección el 7 y el 11 de septiembre no le interesan a casi nadie. A casi nadie, para ser más precisos, excepto a la tesorería de la AFA, que embolsa cerca de 1.700.000 dólares por cada uno (independientemente de la presencia o no de nuestro capitán y símbolo, siempre que se juegue en el exterior). A casi nadie, excepto a Lionel Scaloni, quien afronta una posibilidad única e inesperada y querrá llevarla a cabo con el mayor esmero y éxito posibles. A casi nadie, excepto a los futbolistas que encarnarán la renovación del conjunto nacional a partir de aquí y que intentarán ir habituándose a esta camiseta tan pesada en compromisos sin mayores responsabilidades. En realidad, estos dos partidos, como los cuatro restantes que se jugaran en octubre (2) y en noviembre (2) con el Mundial tan fresco en las retinas y en los ánimos de los aficionados, son un invento de la FIFA, en complicidad con las asociaciones y federaciones de los países de todo el mundo, cuyo único fin es recaudatorio. Podrán maquillarlo pero la meta es juntar dinero. No está mal, pero dejémoslo en claro.

Bien, en ese contexto, es absolutamente comprensible y sensato que Lionel Messi le haya dicho por teléfono a Lionel Scaloni que no va a estar en estos dos partidos. Scaloni y Messi tienen buen diálogo, han sido compañeros en el Mundial de Alemania 2006, incluso el ex campeón del mundo sub 20 en Malasia 97 estaba en el campo de juego el día que Leo debutó en la Selección ante Hungría (2005), ingresando en el segundo tiempo y siendo expulsado un minuto después por querer sacarse de encima a un rival. También fue un cable a tierra importante en el último Mundial, ya que Scaloni formó parte del cuerpo técnico de Sampaoli. ¿Qué motivación puede tener Messi de volver a ponerse la Celeste y Blanca en unos días, cuando la herida del Mundial aún duele mucho al rozarla?

Algunos dirán: “Eh, no, en la Selección hay que jugar siempre, acordate de Maradona o de Simeone, las cosas que hacían por no faltar nunca”. Para ser sinceros, digamos que son tiempos distintos. Que en aquel entonces no existían estas fechas FIFA con afán recaudatorio y casi nulo atractivo deportivo. Vamos con un ejemplo: después de haber sido expulsado el 2/7/1982 en el 1-3 ante Brasil que significó el adiós de la Selección de Menotti al Mundial de España, Maradona volvió a ponerse la Celeste y Blanca el 9/5/1985 en un 1-1 ante Paraguay amistoso, previo al arranque de las Eliminatorias a México 86. Es decir: Diego se tomó un descanso post Mundial de casi tres años. Es cierto, con una hepatitis y una fractura de tobillo en el medio, y con muchos menos partidos programados de la Selección, ¡pero tres años! Nunca es malo refrescar la memoria con el archivo para ser sensatos con los análisis. Y esto no es una crítica a Maradona, por supuesto.

No sabemos aún si Messi estará en los amistosos de octubre y noviembre, aunque desde la AFA dejan trascender que no se pondrá la camiseta de la Selección durante 2018, quizás para liberarlo un poco de la presión que se puede autoimponer él mismo. Dejemos que Messi se llene de ganas otra vez, que recupere el entusiasmo, que cicatrice las heridas, que no venga por obligación burocrática de cumplir con partidos que no le interesan a casi nadie. Olvidémonos de los lugares comunes (¿Cómo no va a tener ganas de jugar en la Selección?) y recordemos que más allá de sus dotes de genio y de los millones que gana, es un ser humano que se alegra y sufre como el resto de los mortales. Que tiene sus dolores, sus frustraciones y que también necesita que pase el tiempo para que vuelva a extrañar a la Selección.

Por otro lado, además de que el Barcelona es el que le paga el sueldo y lo necesita más enfocado y descansado que nunca para acabar con el predominio europeo del Madrid (tricampeón de la Champions), es una buena ocasión, también, para terminar con ese postulado que no ha funcionado nunca hasta aquí de “armar un equipo alrededor de Messi” o “para Messi” y empezar al revés: que el DT (interino en este caso) busque una estructura y encuentre un funcionamiento con los nuevos integrantes, el concepto de pequeñas sociedades que tan claro explicaba Menotti y sigue vigente, y después, en algún momento, le incrustamos al genio, que él sabrá acoplarse.

Seamos sinceros: si casi ninguno quiere saber nada con estos amistosos, ¿por qué Lionel Messi tendría que ser una excepción, si lo sufrió tanto como nosotros?