Un déjà vu dulce y nostálgico

Opinión

Un déjà vu dulce y nostálgico

29/11/2018 | 13:17 |

Lo anunció el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Claudio "Chiqui" Tapia. La letra chica del ofrecimiento prevé una posible extensión hasta 2020.

Diego Borinsky

Nos vamos de Mar del Plata con una sensación gratificante, oxigenados después de ver rodar la pelota. Ya cuando observamos a los futbolistas de River y de Gimnasia dentro del campo de juego haciendo la entrada en calor sentimos un entusiasmo grande después de dos intentos frustrados en los que ni siquiera llegamos a observar a los jugadores listos para hacer lo que saben hacer (nos referimos a la malograda final entre River y Boca del sábado y el domingo).

Dos cabeceras repletas con hinchadas de equipos rivales, un estadio al 80 por ciento, banderas, duelo de cantitos con el ingenio futbolero argentino a full, postales con las que aprendimos a querer el fútbol en vivo, en una cancha, con naturalidad y que se han perdido casi con la misma naturalidad, y entonces de golpe estar inmerso en ese escenario del José María Minella ahora nos resulte extraño, sentir que somos pasajeros de un dejá vú dulce y nostálgico. Nos provoca esa doble sensación: felicidad por tenerlo fugazmente, tristeza por haberlo perdido.

En el campo de juego se enfrentaban el bicampeón de la Copa Argentina, con 16 triunfos al hilo sin tener que recurrir ni una sola vez a las definiciones por penales, 15 goles anotados en 4 partidos de esta edición (casi 4 de promedio), contra otro que venía de 3 derrotas consecutivas en la Superliga (y sin meter goles), y con una campaña en esta edición de la Copa de 4 goles convertidos y 1 recibido en 4 presentaciones. Sí, le alcanzó con ganar tres veces por 1-0 y empatar la restante 1-1 para luego imponerse por tiros desde el punto del penal. River y Gimnasia. Caperucita, o el Príncipe, para ser más precisos. Y el Lobo, por supuesto.

Ser hincha de Gimnasia y Esgrima La Plata debe ser uno de los “oficios” más duros. Difícil encontrar en el mundo una rivalidad tan despareja en una ciudad tan futbolera. El Lobo ganó sólo un título desde que el fútbol es profesional en Argentina (1931). Y ese título, además, es una Copa de menor orden y que se disputó una sola vez. Y todos sabemos que la fuerza de una competición la da, entre otras cosas, su perdurabilidad en el tiempo. Fue el Torneo Centenario, diseñado por Julio Humberto Grondona por los 100 años de la creación de la AFA.

Comenzó a jugarse en 1993 y se terminó en enero de 1994: Gimnasia le ganó 3-1 la final a River y dio la vuelta olímpica en el Bosque. Un año después nunca estuvo tan cerca de ser campeón del campeonato de verdad: tenía que ganarle a Independiente en la última fecha en su cancha, pero perdió. Y al año siguiente le pasó algo similar. Y en 2005 otra vez. Ser hincha de Gimnasia en una ciudad donde el rival de siempre ganó 4 Copas Libertadores, 1 Intercontinental y 5 campeonatos locales, entre otras conquistas, es demasiado.

En todo caso, ser hincha de Gimnasia es una muestra cabal de hasta qué punto el sentimiento por los colores supera el resultado ocasional de un partido o una campaña. Ser hincha del que no gana nunca en una sociedad tan exitista que sólo valora al campeón es para admirar y aplaudir de pie.

Las lágrimas genuinas de Pedro Troglio, consumada la victoria por penales ante River, luego de remontar dos veces el resultado y la inferioridad numérica por la expulsión de Bonifacio, son un canto a lo que significa el fútbol para la mayoría de los argentinos, y no para 50 o 100 tira piedras que arruinan la fiesta de la mayoría.

El jueves que viene, en Mendoza, chocan dos equipos hambrientos de títulos. Rosario Central, que viene de perder tres finales consecutivas de Copa Argentina (Huracán, Boca y River en 2014, 15 y 16) y que no da una vuelta olímpica desde 1995 (Copa Conmebol), y Gimnasia, que ya lo describimos: el único título que obtuvo desde 1931 lo consiguió en 1994. Ojalá pudieran ganar los dos.

Mientras tanto, recuperamos esa sensación hermosa de ver un partido de fútbol con dos hinchadas en cancha. Ojalá se vuelva habitual otra vez.