Internacionales
31/05/2018 | 10:40 |
Por María Rosa Beltramo
María Rosa Beltramo
Mientras los expertos en política internacional semblantean a Donald Trump para anticiparse a la continuidad de las negociaciones con la Corea rebelde, millones de norteamericanos se han sumergido, por estas horas, en un acalorado debate sobre el abrupto final de una comedia televisiva que estaba haciendo furor y que la cadena ABC decidió levantar después de que su protagonista difundiera un tuit racista
La serie en cuestión es Roseanne, emitida originalmente 1988 y 1997 y cuya décima temporada , con buena parte del elenco original, se presentó este año. Los capítulos de media hora han tenido audiencias de entre 18 y 22 millones de espectadores .En el horizonte de productores, actores y guionistas se avizoraba una sola palabra: éxito, hasta que Roseanne Barr, la estrella y protagonista indiscutida del programa, usó su cuenta en Twitter para escupir una inexplicable frase que ella consideró graciosa y el resto del mundo rechazó por grotesca.
Refiriéndose a Valerie Jarrett, una ex asesora de Barack Obama, sostuvo que “ parece hija de un cruce entre los Hermanos Musulmanes y El planeta de los simios”.Es muy difícil comprender qué pudo haberla llevado a sabotear un envío que estaba en boca de todos por lo bien que funcionaba. Lo cierto es que los directivos de la cadena, de propiedad de Disney, no demoraron nada en cancelar la sitcom .
Roseanne fue borrada de la faz de la tierra como se acostumbra ahora con personas o contenidos capaces de generar demandas judiciales, destruir reputaciones o salpicar trayectorias.Viacom retiró los viejos episodios de todos sus canales y la plataforma de streaming Hulu, eliminó los nuevos capítulos.
En medio quedó el presidente de los Estados Unidos que había felicitado a todo el elenco y celebrado el regreso de Roseanne porque “trata sobre nosotros”. En la actual temporada , los guionistas estaban enfocados en la la vida del matrimonio Conner (Roseanne Barr y John Goodman) dos décadas después de la serie original.Con humor ácido trataban las dificultades económicas del mundo actual y su repercusión en los hijos de la pareja.
R.B. protagonista del éxito y responsable de la desaparición de la comedia realizó un intento de desandar la espinosa senda transitada y le echó la culpa del mensaje de la discordia a que había escrito de madrugada, bajo la influencia del somnífero Ambien.Hasta Sanofi, el fabricante del medicamento terció en la polémica de alcance nacional.
“Si bien todos los tratamientos farmacológicos tienen efectos secundarios, no se conoce que el racismo sea un efecto secundario de ningún medicamento de Sanofi”, señaló. Los directivos de ABC y Disney repartieron explicaciones y pidieron disculpas a los afectados , empezando por la ex asesora de Obama, de origen iraní.
Donald Trump no quiso quedarse afuera y aunque no se pronunció sobre el fondo del asunto, aprovechó para quejarse de que a él nunca le piden perdón. “Bob Iger de ABC llamó a Valerie Jarrett para hacerle saber que ABC no tolera comentarios como los que hizo Roseanne Barr. Vaya, él nunca ha llamado al Presidente Donald J. Trump para disculparse por las HORRIBLES afirmaciones hechas y dichas sobre mí en ABC. ¿Quizá no recibí la llamada?” (las mayúsculas fueron empleadas por el mandatario).
Mientras medio país sigue preguntándose cómo es posible un brote de racismo tan anacrónico, en semejante río revuelto intentó pescar Charlie Sheen, otro tuitero conflictivo que supo arriesgar la fortuna que ganaba en “Two and a half man” para darse el gusto de maltratar en 140 caracteres al creador de la serie.
Más serio y formal , ha propuesto que Roseanne sea reemplazada por una nueva temporada de “Two…”. Jon Cryer su hermano en la ficción y compañero de los mejores episodios , retuitió la oferta con un breve mensaje “¿Qué podría salir mal?”. No hay maravilla que un buen escritor no pueda lograr, aunque hay que admitir que Chuck Lorre se les vería en figurillas para resucitar al más gracioso de los Harper, cuyas cenizas , accidentalmente esparcidas en media docena de episodios, han manchado varias veces las alfombras del living de la residencia de Malibú.