Las culpas de Messi

De héroe a villano

Las culpas de Messi

08/05/2019 | 17:50 |

Liverpool y Tottenham edificaron épicas remontadas en semifinales y se verán las caras en un duelo de equipos ingleses que promete ser inolvidable. El detalle.

Diego Borinsky

Aclaración de entrada: soy muy hincha de Messi y considero que es el mejor futbolista de la historia. Vi videos de Di Stéfano, Cruyff y Pelé, leí muchos sobre ellos, incluso llegué a entrevistarlos (a todos menos a Cruyff), viví en mi adolescencia el punto más alto de la carrera de Maradona, gocé a grito pelado el Mundial '86, pero si me corro a un costado de los títulos y sólo me dejo llevar por lo que ha hecho y sigue haciendo con la pelota en los pies, para mí, Messi es el mejor de la historia. Con bastante frecuencia me doy cuenta que termino parado, gritando sus goles en el Barcelona, frente a la TV insultando al aire con una sonrisa: “¡Qué hijo de puta! No se puede jugar mejor al fútbol!”.

Me da pena que pierda Messi. Me entristece, aunque no sienta nada especial por la camiseta blaugrana que usa, porque al fin de cuentas uno suele sentir verdadera pasión por un solo equipo, el que aprendió a querer de chico, por lo general por mandato familiar. Pero me da pena verlo sufrir, tragar impotencia, intuir que ya está imaginando, mientras deambula por la cancha en los minutos finales, que gran parte de la culpa se la achacarán a él. Y me da pena, y me genera angustia, porque los artistas como Leo nos regalan su talento, su genio en diferentes envases, expresiones genuinas que nos roban una sonrisa, nos alegran una tarde o nos llevan a insultar al aire porque mejor que eso no se puede jugar al fútbol.

Soy muy hincha de Messi pero no soy necio. El martes lo vi caminar la cancha sin respuestas en el segundo tiempo, derrumbado por la catástrofe en ciernes. Pero al instante recordé que en la ida ante el Liverpool, metió el 2-0 cuando su equipo la pasaba muy mal, y luego el 3-0 con un tiro libre casi imposible de copiar, y más tarde aún, ya en la última jugada del partido, le sirvió a Dembelé el 4-0 para que enterrara cualquier atisbo de resurrección en la vuelta. Y Dembelé se comió un gol de esos imposibles.

Para mucha gente queda esa imagen de Messi del segundo tiempo del martes. Y es lógico, porque las últimas imágenes son, precisamente, las que quedan en la mayoría de las retinas y mentes de los espectadores. Pero antes digamos que en el primer tiempo el arquero Alisson le sacó una del ángulo derecho, que otra se fue rozando el poste izquierdo y que dos veces dejó cara a cara con el arquero a Luis Suárez y a Jordi Alba, y que ambos desperdiciaron esas chances clarísimas para liquidar definitivamente el pleito (un gol del Barça obligaba al Liverpool a meter 5). Messi también dilapidó una chance clara, de esas que no suele errar, porque no definió de derecha y al querer enganchar se la quitaron.

¿Qué estaríamos diciendo de Messi, si Suárez o Alba hubieran convertido el gol de la clasificación después de esas habilitaciones bochinescas o riquelmeanas? Que clasificó al equipo, claro que sí. Del mismo modo, me pregunto: ¿qué culpa tiene Messi de los dos errores groseros que cometió Jordi Alba en las jugadas que antecedieron al 1-0 y al 2-0? En el primero, el excelente lateral izquierdo de la selección española cabeceó hace atrás corto y se la dejó a un rival que se metió en el área; en el segundo perdió una pelota sencilla sobre el lateral. Es más, me hago otra pregunta: ¿qué culpa tiene Messi de que más de medio equipo se haya dormido en la ejecución de un corner rival para concederles la chance de un gol que no se hace ni en los picados de la esquina?

Messi no es un robot. Seguramente, cuando llena algún formulario en la web, como hacemos todos después de poner nuestros datos, él también tilda en la casilla que confirma “no soy un robot”, aunque muchas veces nos preguntemos de qué planeta ha venido o a qué familia de marcianos pertenece. Es un genio, pero no juega solo. Puede sentir el sacudón y parecer uno más, como le ocurrió en buena parte del segundo tiempo del martes ante Liverpool, ¿pero también debe hacerse cargo de los errores de sus compañeros? ¿No será demasiado?