La competitividad del fútbol argentino

Mayoría de los nuestros en cuartos de Libertadores

La competitividad del fútbol argentino

31/08/2018 | 10:06 |

"El Matador" recibirá este sábado a Godoy Cruz, último subcampeón del fútbol argentino, que edificó una importante fortaleza fuera de Mendoza. El detalle.

Diego Borinsky

Nos pasamos criticando nuestro campeonato. Y con razón. Que los partidos son aburridos, que la organización es lamentable, que no se ve un juego que se le acerque ni un poquitito al que nos deslumbra en la Champions. Que los futbolistas son mañosos, que los árbitros son un desastre (pero al final dirigen inauguraciones y finales de Mundiales), que los talentosos cada vez se van más jóvenes al primer mundo.

También suele ser una expresión habitual, sobre todo pronunciada por aquellos ídolos que vuelven a sus clubes de orígenes para retirarse tras brillar en Europa, que el fútbol argentino es muy complejo y super competitivo. Que la intensidad y la presión con que se juega en mitad de cancha, la tenacidad con que se achican los espacios y se marca al límite del reglamento, los obliga a recurrir a toda su jerarquía para poder sobrevivir (y a veces ni alcanza).

Pues bien, señores, tampoco seamos tan criticones y obviemos esta última parte de los dictámenes de la cátedra sobre nuestro viejo y querido fútbol argentinos. A las pruebas hay que remitirse: de los ocho equipos clasificados a cuartos de final de la Copa Libertadores, los argentinos somos mayoría. Quedaron en la llave 4 representativos de nuestra tierra, 3 brasileños y 1 chileno. Es más: otro de los argentinos (el juvenil Estudiantes de La Plata) estuvo a dos minutos de pasar de fase ante el campeón de América, y se terminó marchando por penales.

Y el restante de los 6 participantes iniciales (Racing Club) ya no está porque se eliminó con otro conjunto argentino. 

En esta nueva ronda, que se llevará a cabo entre fines de septiembre (18 y 19 las idas) y principios de octubre (3 y 4 las vueltas) al menos otro equipo argentino quedará en el camino (River e Independiente protagonizan uno de los cruces).

El ganador de ese choque deberá enfrentarse al vencedor del humilde y durísimo Atlético de Tucumán y el campeón Gremio. Es decir que de una parte del cuadro hay 3 argentinos y 1 brasileño. Visto en términos matemáticos, sin ponderar antecedentes ni realidades futboleras, existe un 75 % de chances de que uno de los finalistas por ese lado sea argentino.

Por el otro, predominan los brasileños. Boca deberá medirse con el Cruzeiro, un rival que le trae gratos recuerdos, porque fue al que superó por penales para alzar la primera Libertadores de su historia en 1977.

Si se clasifica en el Mineirao, el escenario donde Brasil se comió 7 pepas con Alemania en la semifinal del Mundial y en el que River apabulló 3-0 al Cruzeiro en cuartos de final de la Libertadores 2015, misma instancia que la actual, deberá chocar ante el ganador del Palmeiras del viejo zorro Felipao (ya ganó la Libertadores con Palmeiras, en 1999) y el Colo Colo de los ex Boca Agustín Orión y Chaco Insaurralde, que se sacaron de encima al Corinthians.

Como dato color, vale decir que 7 de los 8 equipos clasificados a cuartos de final ya obtuvieron alguna vez la Libertadores.

Es decir: están al acecho buena parte de los “pesados” del continente, empezando por Independiente (7) y Boca (6), y continuando con River (3), Gremio (3), Cruzeiro (2), Palmeiras (1) y Colo Colo (1). El único club que no la ganó, pero al que nadie querrá enfrentar por el tono épico de sus presentaciones y la entrega máxima que imponen cada vez que salen a la cancha, es Atlético de Tucumán. 

Está claro: competitividad al fútbol argentino no le falta.