Faltan 4 días: todo el pescado vendido

España a las urnas

Faltan 4 días: todo el pescado vendido

24/04/2019 | 10:09 |

La empresa Le Bras Frères, encargada de montar los andamios en el techo de la catedral, admitió que algunos empleados fumaban en la obra, pese a que estaba prohibido.

Adrián Cragnolini

Con los tapones de punta: el segundo debate en dos días entre los cuatro principales candidatos fue una trifulca de vecinos por un “quítame de ahí esa música alta” o porque “tu perro defeca en la puerta”.

Sabían que se jugaban las últimas posibilidades de ganar a los indecisos remolones y no ahorraron epítetos ofensivos, términos despectivos e interrupciones a babor y estribor.

A pesar de tanto vocerío se pudieron distinguir algunos de los puntos más importantes de los respectivos programas electorales. Que de eso se trataba, piensa uno.

Pero el debate lo ganó el modo Zen: como en toda discusión de escalera, Pablo Iglesias de Unidas Podemos fue ese vecino que intenta mediar entre los insultos y las descalificaciones para centrarse en el tema en cuestión.

No se metió en el fango entre Sánchez, Casado y Rivera y se dedicó a detallar sus propuestas de gobierno. Y la audiencia lo supo reconocer: Iglesias ganó claramente el debate con más del 60% de valoración positiva.

Audiencias numerosas, pero no históricas: tanto en el primer debate en Televisión Española como el segundo en Antena 3, la respuesta de la ciudadanía fue similar.

En ambos casos, se rozaron los 10 millones de espectadores y las redes sociales realimentaron intensamente ambos encuentros. Pero esas redes no existían cuando Felipe González y Aznar en la década de los 90 y Zapatero y Rajoy en la década pasada, celebraron debates records que reunieron frente a los monitores a casi 15 millones de televidentes.

Los sociólogos contienen la respiración: los vaivenes que pudieron crear ambos debates en la ciudadanía agregan un escalón más de incertidumbre ante el resultado del próximo domingo.

Las encuestas han llegado a la semana final dejando muchos cabos sueltos: los que irán a votar a última hora, los que a última hora se quedarán en casa, los que ocultaron su preferencia a los encuestadores, lo que hará el millón y medio de nuevos votantes…y hasta el tiempo que hará el domingo.

Dos modelos económicos, dos modelos ideológicos: si bien poderoso caballero es don dinero, en estas elecciones además de dos enfoques diferentes del modelo económico también se juegan conceptos de sociedad diferentes.

Por un lado, neoliberal en lo económico y conservador en lo social hasta cuestionar derechos ciudadanos como la memoria histórica o la violencia de género. Por el otro, presupuestos destinados a combatir la desigualdad con redistribución de la presión fiscal, e iniciativas progresistas en lo social.

Ya poco queda por hacer: en unas horas concluirá la campaña electoral con los actos de cierre de cada partido. Y a partir de allí a cruzar los dedos hasta el domingo por la noche.

La pescadería se ha quedado sin género en el mostrador.