El valor de una Copa

A propósito de la nueva competencia

El valor de una Copa

16/04/2019 | 13:17 |

El equipo holandés ganó 2-1 en Turín, con goles de Van de Beek y Matthijs de Ligt. Cristiano marcó el tanto de Juventus. El elenco de Ámsterdam, que venía de superar a Real Madrid, está en semis.

Diego Borinsky

Es muy atractivo el formato de la Copa de Superliga, que arrancó este fin de semana en el fútbol argentino. Es atractivo porque se trata de un sistema de liguilla, con partidos eliminatorios de ida y vuelta que a los que tenemos más de 50 años nos remite a los viejos y queridos Torneos Nacionales de las décadas de los 70 y comienzos de los 80. Ya tenemos un campeonato de todos contra todos en el que se consagra el que más puntos suma (Superliga) y llevamos casi una década con la renovada Copa Argentina en la que los equipos se eliminan en un partido en terreno neutral, con representantes de diferentes categorías. Es hermosa la Copa Argentina, porque los equipos humildes de divisionales muy bajas tiene la ilusión (y la concretan en muchos casos) de vencer a un equipo de la elite situado un par de escalones más arriba, pero recién en las últimas instancias se pueden dar choques entre equipos fuertes de Primera, algo que no ha ocurrido casi nunca en estos años de competición.

No inventamos nada, por supuesto. La Copa de Liga se juega en Francia (desde 1994) y en Inglaterra (desde 1960), hoy bajo la denominación de Carabao Cup por una cuestión de patrocinio (antes llamada Capital One), ambas con un formato similar a la flamante Copa de la Superliga de nuestros pagos. Son la tercera competición, en importancia, de cada país. También se disputó en España y en Alemania, aunque hoy ya no existen.

Ahora bien, ¿qué es lo que le da prestigio a cualquier certamen? Podríamos decir, como primera respuesta, los equipos que la disputan. Sus planteles, la jerarquía de sus integrantes. La Champions nos deslumbra por ese motivo: ¿quién no quiere ver en acción a los mejores futbolistas? Es una primera aproximación. Por otro lado, un factor determinante es el peso histórico. Y para eso es fundamental que cualquier torneo se asiente con el correr de los años. La Copa Argentina arrancó con timidez, muchos equipos no le daban importancia. Con el correr de las ediciones, con el anzuelo de agregarle el cupo que otorga para disputar la Copa Libertadores, fue despertando cada vez más entusiasmo. Hoy es un trofeo muy apetecible por todos. Y cada eliminación de un equipo mediano o grande provoca un ruido importante, cuando no el despedido del entrenador.

Esta Copa de la Superliga surgió, básicamente, como un decreto de necesidad y urgencia. El año tiene 52 semanas y la industria del fútbol (clubes, empresas dueñas de los derechos, medios de comunicación en general, vendedores de choris) necesita al menos 40 jornadas de fútbol. Con el último engendro grondoniano de los 30 equipos, que se intentó reducir con los años haciendo descender 4 equipos y subir 2 para llegar a la cifra de 22 en 2020, en la última Superliga compitieron 26 participantes. Armar un campeonato de una rueda (25 fechas), como se hizo, deja el calendario con un agujero de dos meses y hacerlo de dos rondas (50 jornadas) es imposible porque no les permite tomarse vacaciones a los jugadores. Esa necesidad determinó la creación de esta nueva Copa de la Superliga: completar con 2 meses de competencia (para los que lleguen al menos a semifinales) el calendario futbolero.

Ahora bien, quienes manejan la Superliga ya anunciaron que para la temporada 2019/20, como el torneo principal tendrá 24 equipos y, por ende 23 fechas, es necesario una Copa con más partidos para aproximarse a las 40 jornadas con fútbol. Y que no haya varios participantes que apenas sumen dos presentaciones, porque son eliminados en la primera instancia, como ocurrirá en la actual Copa de Superliga con 10 equipos el próximo fin de semana. Por eso decidieron que la Copa de Superliga se juegue con sistema de campeonato y no de Copa: dos zonas de 12 en la que jueguen todos contra todos (cada equipo se asegura disputar 11 partidos) y luego se cruzarán en la final los dos primeros. De este modo, ya en la segunda edición se pierde la esencia de lo que es una Copa con partidos “mata mata”, como llaman en España. Formato de campeonato es todos contra todos; formato de Copa es cruces eliminatorios, pero en Argentina siempre inventamos algo nuevo.

Por otro lado, para la temporada 2020/21, ya con una Superliga de 22 equipos, todo hace pensar que la Copa de Superliga dejará de existir, porque ya no estará la necesidad que determinó su razón de ser: habrá dos campeonatos cortos, o uno largo, y con eso se cubrirá el calendario. De este modo, la Copa de Superliga nunca alcanzará el prestigio de una competencia seria. Dejará de tener valor en sí mismo, con un formato atractivo, como recalcamos al comienzo, para pasar a la historia como un parche que dio dos campeones. Una pena. Ojalá tomen nota los que decidan.