Palabras que no se lleva el viento

Todos los días, la política, esté en el gobierno o en la oposición, te depara frases que hay que decodificar.

Y a poco que las pienses encierran siempre por detrás algún signo de gravedad.

Veamos dos ejemplos.

Primera frase, del secretario de Política Tributaria, Roberto Arias, un funcionario del palo del ministro Martín Guzmán:

“Hay un bienestar que no se nota (porque, explicó) hay una percepción muy negativa de la situación económica, más que cuando la situación era peor que ahora; es un tema de comunicación o político, y cuando la inflación es alta esa sensación se profundiza”.

Digámosle al señor Arias que si es un problema político lo debe enfrentar el gobierno.

Y si es de comunicación, parece un poco difícil enmascarar la inflación.

Veamos los números: 23,1 por ciento en los primeros cuatro meses del año. A tasa anualizada, un 86,5 por ciento.

Un 58 por ciento en los últimos 12 meses.

Y 162,4 por ciento en 29 meses de gestión del actual gobierno.

Todo con un fuerte impacto en dos rubros sensibles como son alimentos e indumentarias.

Segunda frase, del ministro de Obras Públicas y hombre de confianza de Alberto Fernández, Gabriel Katopodis:

“Me tocó estar en muchos municipios de la provincia de Buenos Aires, caminé Catamarca, estuve en Mendoza, estuve en Río Negro… En todos lados el mensaje es muy claro: ganen o mueran”.

Es gravísimo. Son amenazas típicas de barrabravas, pero Katopodis las reduce a la categoría casi de anécdota.

A veces las palabras son tan pesadas que no se las lleva el viento.

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