Juan Imhoff, un apasionado del rugby: "Me dio la capacidad de elegir"

El regreso de Juan Imhoff a Rosario fue mucho más que una despedida deportiva: fue una celebración de su carrera, de los valores que el rugby puede transmitir y de la resiliencia de un hombre que eligió terminar su recorrido en el lugar donde todo empezó.

Tras más de una década en Francia y su paso por Los Pumas, volvió a vestir la camiseta de Duendes y cerró su historia con un try soñado ante Gimnasia y Esgrima. "Fue increíble, no puedo creer que haya terminado así", confesó en su paso por Siempre Juntos en Cadena 3 Rosario.

En una charla íntima y emotiva, Imhoff reconoció que aún le cuesta asumir que su carrera como jugador terminó. "Una parte de mí quiere quedarse, pero no quiero dejarme llevar solo por lo que pasó. Tengo mucho construido en Francia", admitió. En París no solo forjó su nombre en el Racing 92, sino también una vida, una familia y un nuevo rol ligado al desarrollo deportivo. Aun así, confesó: "El afecto de la ciudad y de la gente es imposible de olvidar".

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Por otro lado, Imhoff se refirió sin filtros a la depresión, la pérdida de identidad y la dificultad de transicionar a una vida sin el ritmo y la intensidad del deporte profesional. “Nadie te prepara para dejar de ser. La libertad que resignamos desde jóvenes por este sueño, al final se vuelve un tema de salud mental”, reflexionó.

Con una claridad admirable, diferenció el profesionalismo como un contrato del profesionalismo como una forma de vida. “Fui más profesional en Duendes que en Racing. Lo que uno hace por el club, por amor, no tiene precio”. También se permitió cuestionar la idea de que el rugby salva desde lo económico. “Menos del 4% de los jugadores se salva de por vida. El rugby te salva desde otro lado: de la resiliencia, del trabajo, del esfuerzo compartido”.

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En ese mismo marco, compartió una anécdota sobre un excompañero de inferiores, con quien se reencontró años después. El joven, proveniente de una realidad humilde, encontró en el club un espacio para soñar y luego decidió estudiar ingeniería. “Me dijo que el rugby le dio la capacidad de elegir. Me dio una lección de humildad que no voy a olvidar”, contó Imhoff.

También se refirió al estigma que pesa sobre el rugby y la violencia: “El verdadero rugby enseña a canalizar la agresividad, no a desatarla. Nuestro rol como clubes no es solo formar jugadores, sino buenas personas”. Reafirmó que el deporte es una herramienta de formación humana y social, y que los errores del sistema están en olvidar esa misión esencial.

Antes de regresar a París, el rosarino recorrió escuelas, museos, habló con chicos y se reencontró con su gente. Se mostró esperanzado por la voluntad colectiva de recuperar la identidad positiva de Rosario. "Volver a caminar la ciudad, verla con gente sin miedo, eso también es parte del legado del deporte", concluyó.

Entrevista de Hernán Funes.