Agro
08/11/2010 | 10:29 | Especialistas estudian la manipulación de organismos endófitos para la persistencia y productividad de la forrajera. “Se conoce organismos que en lugar de ser perjudiciales, producen beneficios a las plantas”, aseguró el ingeniero José De Batista.
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“La festuca ha coevolucionado con un hongo que crece dentro de la planta".
Con el desplazamiento de la ganadería hacia zonas marginales los científicos están en la búsqueda constante de potenciar los cultivos forrajeros para aprovecharlos al máximo y lograr beneficios en la producción de carne.
Más allá del corrimiento a causa de la expansión agrícola, con los abruptos cambios climáticos los factores bióticos y abióticos del ambiente comenzaron a jugar un factor clave.
La festuca, como todos los organismos, tiene un potencial de crecimiento que es posible medir manejando las condiciones ambientales. Sin embargo en la realidad de la producción agropecuaria todos los organismos están sometidos a distintos niveles de estrés mayor o menor.
Si bien los factores nutricionales, de suelo, salinidad o enfermedad restringen su crecimiento ahora se conoce organismos que en lugar de ser perjudiciales, producen beneficios a las plantas. “Cuando uno analiza en biología general, todo organismo vivo tiene algún grado de simbiosis con otro organismo. Lo que vimos aquí es qué cosas se pueden hacer con la festuca ante las dos limitantes abióticas: el déficit hídrico y la salinidad”, indicó el ingeniero agrónomo José De Batista, técnico del INTA Concepción del Uruguay.
El especialista, que participó de la Jornada Forrajera realizada la semana pasada por el INTA Pergamino explicó a redagroactiva.comque la “festuca ha coevolucionado con un hongo que crece dentro de la planta. Ese hongo en algunas ocasiones fue sacado de la planta y cuando sucede eso la planta no persiste, no produce, no soporta la sequía, no soporta los insectos”.
El ingeniero detalló que los estudios están dirigidos hacia cómo se pueden manipular esos organismos, no sólo los hongos endófitos, sino también las bacterias promotoras de crecimiento que se las puede agregar como inóculos en la semilla. “Estamos visualizando qué impacto podemos esperar de la festuca para mejorar su productividad, su área de uso y su persistencia productiva”, sostuvo.
La incógnita que se plantea en torno al contexto de la forrajera es cuál será el impacto dentro de las producciones ganaderas en torno del manejo. “El tema de los endófitos no tóxicos, que es el que más afecta al sistema de expansión en Argentina, no se utilizan en forma regular porque son patentados. En Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia se conoce que cuando éstos se agregan se pueden cultivar en áreas de ambientes muy secos”, explicó De Batista.
El caso de los organismos endófitos, aseguró el ingeniero agrónomo, “no afecta la tolerancia de salinidad de la festuca y en ese caso deberemos recurrir a la genética de la planta para lograr modificaciones”.
Por último resaltó: “En el caso de roya también los avances irán por ese lado”.