La estrategia de Macri, pegada con alfileres al dólar

Negocios públicos

La estrategia de Macri, pegada con alfileres al dólar

04/06/2019 | 18:05

Carlos Sagristani

La economía ya funciona en modo elecciones.

Mejoran algunos signos vitales: un mes de dólar quieto, inflación en lento descenso, expectativas de los consumidores menos adversas. El gobierno se entusiasma y se lanza al intento de avivar esa llamita para sumarla a las fotos de la obra pública, hasta ahora el mejor activo de gestión.

El equipo de Mauricio Macri procura cambiar el humor social y pescar votos entre los desencantados con el naufragio económico del último año.

No lo importó apartarse de los dogmas de la ortodoxia. Después de todo, en la política argentina pululan los marxistas de Groucho, dispuestos a cambiar de principios según las necesidades del momento.

Outlet keynesiano

El Gobierno acudió al mismo outlet de soluciones keynesianas que frecuentaba el kirchnerismo para amagarle con una gambeta corta a la inflación y animar a quienes tienen recursos a volcarlos al consumo.

Ni siquiera se molestó en renombrar las herramientas: Precios Cuidados, Precios Esenciales, Ahora 12, préstamos Argenta, créditos subsidiados de bancos oficiales, congelamiento temporario de tarifas y ahora subsidios a la compra de automóviles cero kilómetro.

La diferencia con el festival de subsidios K es de magnitud. La premisa de Nicolás Dujovne es que sea mínimo el desvío de la disciplina fiscal en cuyo sostén el Gobierno dejó girones de capital político. Todo indica que cuenta con cierta indulgencia del FMI. Pero la flexibilidad de Christine Largarde ya se estiró más que la costumbre.

Aguinaldo, paritarias y ajuste de jubilaciones completarían el envión inicial para que el consumo empiece a rebotar, según el diseño que explicitó el ministro Dante Sica.

El Plan Llegar levanta vuelo. El viaje a octubre es largo y cualquier turbulencia cambiaria puede provocar una escala forzada.

Mercados en modo elecciones

Por ahora la incertidumbre política que dispara el riesgo país no interfiere en la paz cambiaria.

Las supertasas son un imán para los ahorristas, la liquidación de agrodólares viene a buen ritmo y la divisa norteamericana tiende a debilitarse en el mundo. El combo asegura por ahora la estabilidad del dólar. El economista Jorge Vasconcelos se anima a predecir que llegaría al menos hasta julio.

Pero las finanzas también están en modo electoral. Los mercados perciben que la fórmula de Cristina Kirchner se consolida, sin que se despejen las dudas sobre qué haría con la deuda si regresara al poder. Alberto Fernández dijo que pedirían a los acreedores privados “mecanismos de espera” para el pago de los vencimientos. Una promesa de moratoria que intranquiliza a los tenedores de bonos.

Ingeniera electoral

Cristina se adueñó de la iniciativa política desde que anunció que Alberto sería su compañero de binomio. Absolvió a otros Albertos para que volvieran al rebaño (Hugo Moyano, Felipe Solá, Pino Solanas, Victoria Donda, entre otros). Y vació de representación territorial al peronismo alternativo. Sólo Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey perseveran en ese corral. La última movida es la negociación para sumar a Sergio Massa.

Las elecciones no sólo se ganan sacándole lustre a la imagen de los candidatos. La ingeniería política puede ser decisiva. Por ejemplo, monopolizando las opciones electorales opositoras en distritos claves. La prioridad ahora es reunificar el peronismo bonaerense para acorralar a Maria Eugenia Vidal, que siempre le ganó a un PJ divido.

Massa negocia a dos puntas –también una extravagante colectora con Vidal--. Cotiza en oro el 10 por ciento que le adjudican las encuestas, todavía prematuras. La mitad de ese caudal, si lograra retenerlo, podría definir la elección provincial.

Quiere matar en primera

Cristina se aprieta la nariz y recibe a todo aquel que pueda aportar algo al piso del 40 por ciento con 10 puntos de diferencia que necesita para ganarle a Macri en primera vuelta. No quiere exponerse a un balotaje, siempre riesgoso.

La usina de Marcos Peña y Jaime Durán Barba no generó todavía ninguna operación efectiva para ampliar la estructura electoral del Presidente. Aún se lame las heridas que le propinaron la Convención Radical y el retroceso en comicios de provincias que, aunque no sean un espejo de las presidenciales, crearon un clima político adverso.

La única estrategia que deja ver el Gobierno es el empeño en reparar la imagen del Gobierno abrazándose al Plan Llegar. Una opción prendida con alfileres a la suerte del dólar.