El primero de los 10 puntos: regenerar el poder presidencial

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El primero de los 10 puntos: regenerar el poder presidencial

06/05/2019 | 12:00

Carlos Sagristani

El acuerdismo que postula el Gobierno queda muy lejos de La Moncloa. En el tiempo, la distancia y las pretensiones de la convocatoria.

La Casa Real de los borbones albergó la rúbrica solemne del pacto fundacional de la moderna democracia española. Coincidieron todo el arco político no violento y la dirigencia empresaria y sindical.

Felipe González graficó el espíritu de aquel acuerdo, que recomienda imitar en Argentina: “La cuestión -explicó el líder socialista- es lograr que una amplia mayoría se ponga de acuerdo en que con las cosas de comer no se juega” (El equivalente a la fórmula criolla, algo escatológica, sobre aquello que no debe hacerse donde se come).

Los 10 puntos de Macri son de alcance más corto. Por su contenido y por las previsibles reticencias de los convocados a suscribirlos.

La experiencia histórica indica que los consensos sobre políticas de Estado son inviables sin el liderazgo de un gobierno fuerte. Sólo funcionaron al comienzo de una gestión, cuando la legitimidad de las urnas aún fresca torna incuestionable su poder.

Macri atraviesa a los tumbos el último tramo de su mandato, con sus niveles más bajos de aprobación pública.

¿Por qué se embarca entonces en esta convocatoria tardía? Por la necesidad de salir de las cuerdas, en medio del acoso opositor, y retomar la ofensiva. 

El laboratorio de la Rosada imagina algunos réditos, incluso si la mayoría de los convocados no firmara ningún compromiso:

• El Gobierno, que venía corriendo detrás de los acontecimientos desde hace meses, recupera la iniciativa e instala un nuevo eje de discusión en la agenda pública.

• Toca una cuerda sensible para la opinión pública -todas las encuestas registran una demanda de entendimiento de la clase política para enfrentar la crisis-, y también para algunos factores de poder nada condescendientes con este último tramo de gestión. Cosechó respaldos de la élite empresaria y hasta de un importante obispo.

• Expone ante la sociedad a los candidatos moderados -Lavagna, Massa- como corresponsables de la gobernabilidad. 

Macri confía en que esta movida estire su sobrevida política, a la espera de un afianzamiento de la calma financiera y de un descenso de la inflación, hasta ahora esquivo. La estrategia apunta, en definitiva, a reconstruir el poder presidencial y, si fuera posible, apuntalar sus chances electorales. 

Con eso le alcanza.