Putin presentó el torpedo nuclear Poseidón: puede causar "tsunamis radiactivos"

El presidente ruso Vladimir Putin anunció esta semana la prueba exitosa del Poseidón, un vehículo submarino no tripulado de propulsión nuclear que promete redefinir la disuasión estratégica por su combinación de alcance, sigilo y capacidad de llevar una carga nuclear de gran potencia. El arma, descrita por autoridades rusas como un “sistema imparable”, vuelve a centrar el debate sobre la estabilidad estratégica y los riesgos humanitarios de armamentos concebidos para atacar zonas costeras densamente pobladas.

Un dron submarino de gran tamaño y gran autonomía

El Poseidón se ubica entre un torpedo gigante y un dron autónomo. Según los datos oficiales difundidos por Moscú:

-Mide aproximadamente 24 metros de longitud por 2 metros de diámetro, lo que lo convierte en el mayor torpedo conocido.

-Puede operar a profundidades superiores a 1.000 metros.

-Su velocidad máxima anunciada alcanza 70 nudos en determinados tramos.

-Cuenta con un alcance superior a 10.000 kilómetros.

-No depende de señales satelitales para la navegación y emplea un sistema de guiado autónomo interno.

-Su propulsión y autonomía se basan en un reactor o sistema nuclear embarcado, de acuerdo con el Kremlin.

-Sería capaz de transportar una ojiva nuclear de hasta dos megatones, según fuentes del complejo militar ruso.

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Putin describió la reciente prueba como un doble avance: no solo “se logró lanzarlo desde un submarino utilizando su motor propulsor”, sino que “encendimos el sistema de propulsión nuclear, que el vehículo utilizó durante un cierto tiempo”. En sus palabras, se trata de un “éxito tremendo” cuyo rendimiento y capacidad de penetración “no tienen parangón en el mundo”.

Un arma pensada para el segundo ataque y la disuasión costera

Los analistas coinciden en que el Poseidón cumple una doble función dentro de la doctrina rusa: por un lado, refuerza la capacidad de segundo golpe —la posibilidad de infligir un daño devastador aun si las fuerzas estratégicas de primer orden son degradadas—; por otro, ataca directamente objetivos costeros, donde concentraciones urbanas y puertos podrían ser destruidos o contaminados. La idea estratégica que más alarma despierta es la posibilidad de detonar una carga nuclear a escasa distancia de la costa para generar una ola masiva que, mezclada con material radiactivo, produciría lo que se ha denominado coloquialmente un “tsunami radiactivo”.

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Esa amenaza fue formulada con crudeza por exfuncionarios y expertos occidentales: detonar una ojiva en aguas someras cerca de la costa podría causar olas destructivas y contaminación persistente, con consecuencias humanitarias y ambientales de enorme escala.

Plataformas y despliegue

El transporte y empleo del Poseidón se articula alrededor de submarinos específicos: Rusia ha señalado que lo portarán el Belgorod —un sumergible Oscar-II modificado— y el Khabarovsk, construido expresamente para albergar este tipo de sistemas. Esa configuración permite lanzar el dron desde condiciones oceánicas alejadas y aprovechar su capacidad de navegación autónoma para evadir defensas convencionales antiaéreas o antisubmarinas.

Limitaciones y polémicas técnicas

Pese a los anuncios, persisten dudas técnicas y operativas en la comunidad internacional: la viabilidad de un reactor pequeño embarcado, la autonomía real a alta velocidad, la detección y seguimiento de un vehículo a profundidades de más de un kilómetro, y la capacidad de control de un arma tan letal trascienden el dominio público y están sujetas a secretismo. No obstante, responsables de inteligencia en países vecinos y occidentales han calificado al Poseidón como “muy real” y como parte de una nueva generación de capacidades rusas de disuasión.

Impacto estratégico y riesgos humanitarios

La presentación del Poseidón ocurre en un momento de estancamiento diplomático entre Rusia y Estados Unidos y aumenta las tensiones sobre la estabilidad estratégica global. Además de la carga estratégica, el arma plantea interrogantes éticos y legales: su uso deliberado contra áreas costeras civiles o su empleo para causar contaminación masiva podría constituir violaciones graves del derecho internacional humanitario.