Protestas en Barcelona y Mallorca: Españoles utilizan pistolas de agua contra turistas

BARCELONA (AP) — El pasado domingo, manifestantes lanzaron pistolas de agua a turistas desprevenidos en Barcelona y Mallorca, como parte de una movilización que exige un replanteo del modelo económico, acusándolo de avivar la crisis de vivienda y de alterar la esencia de sus ciudades natales.

Las protestas se integraron en el primer esfuerzo coordinado de activistas preocupados por el turismo excesivo que afecta a los principales destinos del sur de Europa. En Mallorca, miles de personas se congregaron para la mayor manifestación, mientras que varios cientos más se unieron en otras ciudades españolas, así como en Venecia, Italia, y Lisboa, Portugal.

"Las pistolas de agua son una forma de incomodar un poco a los turistas", afirmó Andreu Martínez, de 42 años, tras rociar a una pareja en una cafetería. "Barcelona ha sido entregada a los turistas. Esta es una lucha para devolverle Barcelona a sus residentes".

Martínez, quien trabaja como asistente administrativo, es parte del creciente grupo de residentes que creen que el turismo ha ido demasiado lejos en una ciudad de 1,7 millones de habitantes. En 2024, Barcelona recibió 15,5 millones de visitantes ansiosos por admirar la basílica de La Sagrada Familia y pasear por Las Ramblas.

Los residentes, como Martínez, se ven afectados, ya que denuncian un aumento del alquiler superior al 30%, consecuencia de que numerosos apartamentos en su vecindario son alquilados a turistas para estadías breves. Observó que un fenómeno de efecto dominó está ocurriendo, donde las tiendas locales son reemplazadas por negocios destinados a los turistas, incluyendo tiendas de souvenirs, locales de hamburguesas y cafés.

"Nuestra vida como residentes de Barcelona está llegando a su fin", manifestó. "Nos están expulsando sistemáticamente".

En Palma de Mallorca, alrededor de 5.000 manifestantes se reunieron, algunos de ellos con pistolas de agua. Los turistas, sorprendidos por los chorros, se lo tomaron con humor. La isla ha sido un destino preferido de británicos y alemanes en busca de sol, y despide precios de vivienda en aumento debido a la creciente demanda de alquileres cortos.

Cientos más marcharon en Granada, en el sur de España, y en San Sebastián, en el norte, e incluso se realizaron protestas en la isla de Ibiza. En Venecia, un grupo de activistas levantó pancartas ante nuevas estructuras hoteleras, pidiendo frenar más expansiones. Ellos destacan un trágico contexto: el último residente fue desplazado el año pasado.

“Qué encantador”

En Barcelona, los manifestantes sonaron silbatos y levantaron carteles que decían: “Un turista más, un residente menos”. Pegaron adhesivos que dicen “Autodefensa Ciudadana” y “Tourist Go Home” en inglés, junto a ilustraciones de pistolas de agua en la fachada de hoteles y hostales. En un momento de tensión, un grupo aplicó sus pistolas de agua sobre dos trabajadores en la entrada de un gran hostal, mientras otros encendieron petardos y lanzaron humo rosa.

Wanda y Bill Dorozenski, turistas de EE. UU., caminaron por la principal avenida de compras en medio de la protesta. A pesar de recibir un par de chorros de agua, consideraron que la experiencia fue refrescante dado que la temperatura rondaba los 28,3 grados Celsius.

"Qué encantador, gracias cariño", expresó Wanda con una sonrisa hacia el manifestante. "No me voy a quejar. Estas personas sienten que su hogar está siendo atacado, y tal vez eso esté destruyendo algunas zonas (de la ciudad)".

A pesar de que algunos manifestantes dispararon a los transeúntes, muchos se rociaron entre ellos para refrescarse.

Contrarrestando Airbnb

A nivel global, varias ciudades enfrentan el reto del turismo masivo y la proliferación de plataformas de alquiler a corto plazo, como Airbnb. Sin embargo, en ningún lugar la frustración ha sido tan palpable como en España, donde el descontento se evidenció en manifestaciones con pistolas de agua el verano pasado.

Junto a este malestar, surge una combinación de luchas por la vivienda y contra el turismo. España, con 48 millones de residentes, recibió un récord de 94 millones de visitantes internacionales en 2024. Las autoridades intentan equilibrar las necesidades de la población sin perjudicar un sector que representa el 12% del PIB.

Recientemente, el gobierno español ordenó a Airbnb eliminar casi 66.000 alquileres vacacionales que no cumplían con las disposiciones locales.

Pablo Bustinduy, ministro de Derechos del Consumidor, expresó que el turismo no debe poner en riesgo los derechos constitucionales de los españoles, refiriéndose al derecho a la vivienda y al bienestar. Asimismo, el ministro de economía, Carlos Cuerpo, reconoció que la administración necesita hacer frente a los efectos adversos del turismo masivo.

El movimiento más audaz fue tomado por el ayuntamiento de Barcelona, que sorprendió a Airbnb al anunciar la eliminación de 10.000 licencias de alquiler a corto plazo para 2028. Este mensaje resonó nuevamente durante las manifestaciones recientes, donde se alzaron pancartas que decían: “Tu Airbnb era mi hogar”.

Reducción de viviendas

Por su parte, la industria de alquiler a corto plazo defiende su posición, alegando que son chivos expiatorios de ineficiencias en políticas de vivienda y turismo, como comentó Jaime Rodríguez de Santiago, director de Airbnb para España y Portugal. Sin embargo, este discurso no parece resonar entre los residentes de Barcelona, quienes continúan sintiéndose desplazados.

El profesor Txema Escorsa, quien se opone a Airbnb, ha abandonado la plataforma incluso en sus viajes, convencido de que el negocio está quitando viviendas a la gente.

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El videoperiodista de Associated Press, Hernán Muñoz, desde Barcelona, y la periodista Colleen Barry, desde Venecia, Italia, contribuyeron a este despacho.

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Este artículo fue traducido del inglés por un editor de AP con el apoyo de una herramienta de inteligencia artificial generativa.