Eventos en el Vaticano
31/05/2025 | 08:50
Redacción Cadena 3
El Papa León XIV llevó a cabo la ordenación de once nuevos sacerdotes en la Basílica de San Pedro el pasado sábado, enfatizando la urgencia de restaurar la credibilidad de una Iglesia que sufre. Durante su homilía, el pontífice dispuso un fuerte llamado a estos nuevos ministros, instándolos a acercarse a la comunidad y a actuar con autenticidad y compasión en un mundo cada vez más escéptico con respecto a la fe. En su discurso, subrayó la vitalidad de la conexión con el pueblo de Dios, recordando que su identidad como sacerdotes está intrínsecamente ligada a la unión con Cristo, quien es el Sumo Sacerdote.
León XIV analizó la enseñanza del Concilio Vaticano II sobre el “pueblo de Dios”, advirtiendo que anticipó un periodo en que la cercanía de la comunidad y la divinidad estaban en peligro de debilitarse. Sin embargo, manifestó su confianza en que "Dios no se ha cansado de reunir a sus hijos, por diversos que sean, y de formarlos en una unidad dinámica". Este mensaje fue recibido con gran expectativa por los nuevos sacerdotes, quienes iniciaron su camino ministerial con un sentido renovado de propósito.
El Santo Padre instó a los nuevos sacerdotes a mantenerse firmes en el camino del Señor, desempeñándose como "siervos de Dios en el pueblo de Dios". Subrayó la trascendencia de su rol en un mundo real y no ideal. En sus palabras, enfatizó que, al igual que Jesús, ellos deben ser hombres de carne y hueso que no se separen de las personas a quienes están llamados a servir. Afirmó que se deben consagrar a su misión, compartiendo y sintiendo las alegrías y penas de la comunidad. Esta exhortación se convirtió en un punto focal de la ceremonia, buscando unir a los nuevos sacerdotes con la realidad de sus futuros ministerios.
En un momento clave de su mensaje, el Papa reflexionó sobre la imposición de las manos en la ordenación, remarcando su significado en la transmisión del Espíritu. Explicó que este gesto representa la conexión espiritual y la continuidad apostólica que se establece con cada nuevo sacerdote. León XIV instó a los ordenados a participar activamente en la misión que Jesús dejó a su Iglesia, alentándolos a ser agentes de cambio y esperanza.
El llamado más directo del Papa a la acción se hizo evidente al mencionar la necesidad de "juntos, reconstruir la credibilidad de una Iglesia herida". Resaltó que, aunque la perfección no es alcanzable, la credibilidad es un aspecto fundamental en la misión de la Iglesia, especialmente en tiempos de dificultad. Estas palabras resonaron profundamente entre los nuevos sacerdotes, quienes se sintieron impulsados a asumir sus nuevas responsabilidades con un renovado sentido de urgencia y compromiso.
Desde una perspectiva más profunda, el Papa también compartió una visión teológica inspiradora sobre cómo Jesús, a pesar de llevar las heridas del rechazo humano, nos brinda la oportunidad de reconciliación. Enfatizó que estos signos de dolor son, a su vez, puertas hacia el perdón y la esperanza. La misión de los nuevos sacerdotes, según el Papa, es convertirse en ministros de reconciliación, llevando esperanza y sanación a aquellos que lo necesitan.
Finalmente, León XIV expresó su gratitud por la vocación de los nuevos sacerdotes, finalizando su homilía con un mensaje de unidad y agradecimiento, recordando a todos la importancia de su servicio en un mundo que requiere cada vez más amor y compasión.
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