Murió una leyenda del automovilismo en una tragedia aérea junto a su familia

El deporte estadounidense atraviesa horas de profundo impacto tras confirmarse la muerte de Greg Biffle, una de las grandes leyendas del automovilismo norteamericano, en un accidente aéreo ocurrido en Carolina del Norte. El expiloto de NASCAR tenía 55 años y viajaba junto a su esposa, Cristina Grossu, y sus dos hijos, Emma, de 14 años, y Ryder, de apenas 5.

El siniestro involucró a un avión ejecutivo Cessna C550, que transportaba a seis personas y se estrelló durante la maniobra de aterrizaje en el Aeropuerto Regional de Statesville. En un primer momento no se había confirmado oficialmente la identidad de las víctimas, pero horas más tarde la tragedia fue ratificada por Garrett Mitchell, influencer y amigo personal de Biffle, quien confirmó que toda la familia se encontraba a bordo.

La noticia provocó una inmediata ola de conmoción, con inevitables paralelismos con otras tragedias aéreas que golpearon al deporte en los últimos años. Biffle no solo era reconocido por su trayectoria deportiva, sino también por su perfil humano y solidario, que lo había convertido en una figura muy respetada más allá de las pistas.

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Nacido en Vancouver, Washington, y a días de cumplir 56 años, Greg Biffle construyó una carrera destacada en NASCAR, una de las categorías más exigentes y populares del automovilismo mundial. Logró 19 victorias en la categoría principal, acumuló 92 top cinco y fue protagonista de algunas de las temporadas más competitivas de la era moderna. Su mejor año fue 2005, cuando ganó seis carreras y terminó subcampeón, a tan solo 35 puntos de Tony Stewart.

Su talento se manifestó desde temprano. Fue campeón de la Truck Series y de la Busch Series —hoy Xfinity Series—, una hazaña reservada a un grupo muy reducido de pilotos capaces de conquistar dos de las tres grandes divisiones nacionales de NASCAR. En 2023, su legado quedó sellado con su inclusión en la lista de los “75 Greatest Drivers”, elaborada por la categoría en su 75° aniversario.

Pero la figura de Biffle trascendió el automovilismo. Empresario, dueño de circuitos y con licencia para pilotear aeronaves, en septiembre de 2024 fue reconocido como un verdadero “héroe” al utilizar su helicóptero privado para rescatar personas y llevar suministros durante el devastador paso del huracán Helene. Su accionar solidario, en medio del caos, le valió el reconocimiento público y el agradecimiento de numerosas familias.

Las reacciones no tardaron en llegar. “Estoy devastado por la pérdida de Greg, Cristina y sus hijos, y mi corazón está con todos los que los querían”, expresó el congresista republicano Richard Hudson, amigo de la familia. “Eran personas que vivían su vida ayudando a los demás”, añadió.

La tragedia aérea terminó de manera abrupta con la vida de un hombre que había desafiado los límites de la velocidad y que, lejos de las pistas, había demostrado un fuerte compromiso con la comunidad. La muerte de Greg Biffle y su familia deja un vacío profundo en el deporte y en una sociedad que lo admiraba no solo por sus logros, sino también por su espíritu solidario.