Las recientes protestas en Los Ángeles evidencian un cambio respecto a 1992

Las escenas de vehículos en llamas, manifestantes arrojando piedras, y la policía respondiendo con balas de goma y gases lacrimógenos evocan las imágenes de la última vez que un presidente decidió desplegar tropas de la Guardia Nacional ante la violencia en las calles de Los Ángeles.

A pesar de esto, la magnitud de los recientes disturbios por la aplicación de leyes migratorias es notablemente inferior a la que se vivió en 1992, tras la absolución de los policías de Los Ángeles que agredieron brutalmente al automovilista negro Rodney King.

En ese entonces, el presidente George H.W. Bush invocó la Ley de Insurrección a petición del alcalde Tom Bradley y el gobernador Pete Wilson. En comparación, el viernes pasado, el actual presidente Donald Trump ordenó el envío de 4.100 efectivos de la Guardia Nacional y 700 marines para hacer frente a la situación, una decisión criticada por la alcaldesa Karen Bass y el gobernador Gavin Newsom.

Trump justificó su decisión mediante una ley que permite movilizar fuerzas federales en caso de “una rebelión o el riesgo de una”. En respuesta, el fiscal general de California, Rob Bonta, presentó una demanda el lunes, argumentando que el presidente sobrepasó sus atribuciones.

Las protestas actuales, en contraste con los disturbios de 1992, han sido mayormente pacíficas y se limitaron a un área del centro de Los Ángeles de aproximadamente cinco cuadras. Hasta el momento, no se reportaron muertes. Aunque sí hubo actos de vandalismo y algunos vehículos incendiados, no se registraron incendios en casas ni en edificios completos.

Durante la revuelta de 1992, que dejó más de 60 víctimas fatales y dejó cientos de negocios saqueados y barrios enteros en llamas, la violencia fue generalizada, especialmente en el sur de Los Ángeles, donde la población era mayoritariamente negra en esa época.

En la actualidad, al menos 50 personas han sido arrestadas por diversas infracciones, que incluyen desobediencia a la orden de desalojo, saqueo y hasta intento de asesinato por lanzar un cóctel Molotov. Varios agentes han sufrido lesiones menores y manifestantes han sido alcanzados por algunas de las más de 600 balas de goma disparadas por las fuerzas del orden.

El levantamiento de 1992 sorprendió no solo a la ciudadanía, sino también al propio Departamento de Policía de Los Ángeles. La absolución de los policías fue un detonante para las tensiones raciales acumuladas a lo largo de los años en la ciudad.

El resentimiento hacia la policía fue acompañado por el descontento hacia los comerciantes coreanos que operaban muchas de las tiendas en las comunidades de Los Ángeles. Los residentes negros aquel entonces denunciaban ser tratados como delincuentes en sus interacciones comerciales. A medida que los disturbios se expandieron hacia el barrio coreano, algunos comerciantes optaron por proteger sus establecimientos armándose.

Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la asistencia de una herramienta de inteligencia artificial generativa.