Gaza: una familia Abu Jarad forzada a huir tras un breve regreso a casa

CIUDAD DE GAZA, Franja de Gaza (AP) — La familia Abu Jarad enfrenta una vez más la pérdida de su hogar. Este es el décimo desalojo que sufren en la prolongada campaña militar de Israel en Gaza, y este último ha sido, según aseguraron, el más impactante de todos.

En enero, durante un alto el fuego, Ne’man Abu Jarad y su familia, compuesta por su esposa y seis hijas, regresaron con esperanza a su vivienda en el norte de Gaza. Su deseo era que este regreso marcara el final de un prolongado sufrimiento que ya llevaba más de un año, en el que habían tenido que desplazarse a lo largo de la Franja de Gaza y luego volver.

Sin embargo, semanas más tarde, los bombardeos se reanudaron. A pesar de sus esfuerzos por permanecer, la familia decidió abandonar su hogar por segunda vez.

“Cada vez que tomas la decisión de irte, es como si te estuvieras ejecutando a ti mismo con tus propias manos”, manifestó Ne’man en la Ciudad de Gaza, donde él y sus hermanos habían establecido carpas para sus familias en un patio lleno de escombros de un edificio destruido.

La agencia Associated Press ha seguido el viaje de la familia Abu Jarad en un territorio donde la mayoría de la población de aproximadamente 2,3 millones de palestinos ha sido desplazada por el conflicto. Como los Abu Jarad, la mayoría ha sido forzada a mudarse en múltiples ocasiones.

Desde que Israel reanudó la campaña militar el 18 de marzo, más de 430.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Esta ola de desplazamiento se intensificó luego de que el Ejército israelí anunciara órdenes de evacuación de un área cada vez más amplia. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, declaró la intención de desplazar a la población hacia el sur de Gaza.

Este éxodo se produce bajo la amenaza de hambruna, ya que las autoridades israelíes han bloqueado la entrada de alimentos, medicinas y otros suministros a Gaza, empujando a muchas familias al borde de la inanición. Aunque recientemente se permitió la entrada limitada de suministros, estos son insuficientes para las necesidades de la población.

Ne’man y su esposa, Majida, han visto cómo su apariencia se ha deteriorado. Ambos han lidiado con la escasez alimentaria, teniendo que racionar las comidas para sus hijas, cuya edad varía desde los seis años hasta una mayor que está casada y tiene un bebé.

“Cuando una de mis hijas me pide comida, le doy un par de bocados para que su pan dure hasta el final del día”, comentó Ne’man, reflejando el profundo sufrimiento que atraviesan.

Tras un breve regreso a su hogar, que consideraron como un paraíso tras meses de vivir en tiendas de campaña, el reciente desespero los condujo a tomar la dolorosa decisión de huir nuevamente ante el reanudado asedio militar. La casa, aunque dañada, representaba un rayo de esperanza que se disipó rápidamente.

A pesar del sufrimiento, los Abu Jarad continúan adelante, enfrentándose a la incertidumbre y a un futuro sombrío. “Solo queremos que se detenga el derramamiento de sangre”, concluyó Ne’man, reafirmando su conexión con su tierra.