Educación y transporte en la amazonia
26/08/2025 | 16:59
Redacción Cadena 3
No importa si sale el sol o llueve, tres veces al día, de lunes a viernes y de marzo a diciembre, el barquero peruano Salvador Mitidieri cruzó el río Amazonas con escolares del lado de Brasil para llevarlos a la única escuela que funcionó en una remota isla disputada por Perú y Colombia.
Pese al reciente roce de palabras entre Bogotá y Lima, quienes vivieron en esta zona alejada llamada Triple Frontera realizaron sus actividades cotidianas navegando de un país a otro.
Vestido con sandalias, pantalón corto y ensopado en sudor, el barquero llegó al muelle de Tabatinga, en Brasil, alrededor de las 6:30 de la mañana conduciendo su bote de madera pintado de celeste. Esperó 10 minutos a los estudiantes que vivieron en esa ciudad brasileña y los llevó a la escuela “601014” de la isla peruana de Santa Rosa, un edificio de cemento y ladrillos fundado hace décadas por el gobierno peruano.
Antes de encender el motor fuera de borda, el barquero, de 36 años, entregó chalecos salvavidas anaranjados a los estudiantes que estuvieron tan acostumbrados a la rutina que charlaron entre ellos de temas cotidianos o jugaron con sus celulares mientras se acomodaron de un lado y otro del bote para equilibrarlo.
“Quizá los niños que traigo van a ser doctores, abogados, policías”, hipotetizó Mitidieri antes de iniciar su travesía diaria. El bote avanzó lentamente subiendo y bajando mientras surcó pequeñas olas que encontró a su paso por el Amazonas. En la zona cruzaron de un lado a otro más de 200 botes de tres países, según datos de la asociación de transportistas peruanos de la isla.
Luego de llevar a los estudiantes, Mitidieri retornó a su trabajo habitual de transportista común. Navegó hacia Tabatinga, Santa Rosa o Leticia —en Colombia—, de acuerdo con la necesidad de sus clientes que llevaron de un lado a otro arroz, azúcar, papas, verduras y combustible.
Cuando llegó el mediodía volvió a Tabatinga para llevar a los alumnos de educación secundaria que estudiaron por la tarde. En el muelle brasileño, sentados o echados con los brazos detrás de la cabeza sobre un tabladillo, los transportistas hablaron en portugués mientras esperaron clientes y sus voces se mezclaron con vallenatos o cumbias peruanas en español que salieron de parlantes portátiles.
Entre los que esperaron al barquero estuvo la peruana Melany Mejía, de 17 años, quien desde hace una década vivió en Tabatinga con su hermana mayor luego de quedarse huérfana. Todo ese tiempo, Mejía cruzó a diario dos países para estudiar.
Cuando terminó su educación secundaria en diciembre deseó convertirse en auxiliar de enfermería. No se decidió: podría ser en un instituto de la ciudad colombiana de Leticia, de la brasileña Tabatinga o de la peruana Iquitos, la más cercana de Perú, pero que estaba a 16 horas por barco desde Santa Rosa.
Por ahora los fines de semana Mejía vendió ropa en Brasil y convenció a los potenciales clientes en un portugués mezclado con español. Con sus ganancias compró útiles escolares, ropa y ahorró algo de dinero. Una vez por mes fue desde Brasil a Colombia para pasear con sus amigas en Leticia o comer helados de maracuyá, una fruta que se sembró en los tres países.
Mejía creyó que la vida en la remota zona amazónica de la triple frontera seguiría en paz, pese a las recientes diferencias diplomáticas sobre la isla de Santa Rosa entre Perú y Colombia. “Aquí los de Colombia, Perú y Brasil viven en normalidad”, dijo. “Los comerciantes, los turistas, la gente, todos se tratan con buen ánimo”.
Las únicas dificultades sucedieron cuando llovió mucho o hubo fuerte viento en medio del río. El barquero Mitidieri dijo que a veces detuvo su bote por un momento para evitar navegar en dificultades. Llamó al director del colegio peruano y le pidió que justificara la tardanza de los escolares por el mal clima.
“Yo no llevé ganado para ir como loco, llevé personas, llevé estudiantes”, afirmó.
¿Quién? El barquero peruano Salvador Mitidieri lleva escolares de Brasil a Perú.
¿Qué? Transporta a estudiantes a la única escuela en una isla disputada.
¿Dónde? En la triple frontera entre Perú, Brasil y Colombia.
¿Cuándo? Tres veces al día, de lunes a viernes, de marzo a diciembre.
¿Por qué? Facilita el acceso educativo a niños que viven en Brasil.
[Fuente: AP]
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