Un espacio que prioriza la educación emocional para potenciar habilidades

La escuela Rafael Arcángel, es un espacio que brinda una propuesta educativa terapéutica para niños y adolescentes con discapacidad intelectual. Su método está inspirado en la antroposofía y la pedagogía Waldorf, promoviendo un aprendizaje a través de la experiencia, el arte y el contacto con la naturaleza.

Los estudiantes cuentan con necesidades anímicas especiales, por lo que la institución cuenta con profesionales que trabajan arduamente para proporcionar un entorno seguro, estable y que brinde apoyo emocional.

La escuela se guía por los principios de la pedagogía curativa desarrollada por Rudolf Steiner y la doctora Ita Wegman a comienzos del siglo XX. Este enfoque, profundamente enraizado en la antroposofía, no solo contempla lo físico, sino también lo anímico y espiritual del ser humano.

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“La antroposofía es una corriente filosófica y espiritual que busca comprender la naturaleza del ser humano y su relación con el universo”, explicó a Cadena 3 Bettina Caballero, fonoaudióloga de la institución. Esto se traduce en un acompañamiento integral y personalizado para cada niño, con una mirada que va más allá de los diagnósticos y se enfoca en sus potencialidades.

La adaptación de la pedagogía Waldorf, está organizada bajo un esquema de ritmos diarios y semanales que brindan contención y seguridad. Las jornadas comienzan con una hora principal, seguida por una merienda cuidada desde lo nutricional y pedagógico. Luego se desarrollan actividades específicas según el día: música, movimiento, huerta, labores manuales y arte. “El ritmo les da confianza, seguridad en el hacer, en el pensar y en el sentir”, remarca Caballero.

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La atención en Rafael Arcángel también contempla la salud física y vital de cada niño. “Hay niños con medicación, con dietas específicas. Todo se mira desde una perspectiva amplia, incluso se trabaja con médicos que comparten la mirada antroposófica”, señala. El abordaje individualizado y respetuoso del tiempo de aprendizaje de cada niño es uno de los pilares fundamentales del proyecto.

Sin embargo, el presente económico del espacio es preocupante. “Estamos atravesando un momento muy difícil. Rafael Arcángel se sostiene exclusivamente con el aporte de las familias, es un proyecto autogestionado. Hoy más que nunca necesitamos del apoyo solidario de la comunidad”, afirma. Es en este contexto que las familias cumplen un rol protagónico en la escuela, realizando numerosos esfuerzos como rifas, peñas, ferias y otras actividades para recaudar fondos.

“El rol de las familias es absolutamente protagónico. Ellas son el motor de este espacio, lo sostienen y lo impulsan con amor y compromiso”, destaca Bettina. Gracias a esa fuerza colectiva, Rafael Arcángel continúa siendo un lugar donde cada niño encuentra no solo un lugar para aprender, sino también para ser comprendido, acompañado y amado.