María Laura Rodríguez Belvedere: número uno del tiro paralímpico argentino

En un deporte silencioso, minucioso y poco habitual para el gran público, María Laura Rodríguez Belvedere brilla con una precisión capaz de dejar sin aliento a cualquiera que la vea competir. A sus 26 años, la cordobesa es la número uno del ranking nacional de tiro deportivo paralímpico y una de las voces más potentes para reclamar mayor apoyo y visibilidad para los atletas con discapacidad. “El tiro es quietud, serenidad y templanza”, resume, con la simpleza de quien lleva más de la mitad de su vida entrenando el arte de controlar cada latido.

Todo comenzó cuando tenía 11 años y debía elegir un deporte alternativo a la educación física tradicional, que no podía realizar por su amputación congénita de ambas piernas. En el Colegio Monserrat le ofrecieron varias opciones y eligió casi al azar: tiro deportivo. “No sabía qué era, pero pensé: no tengo que correr ni saltar, voy a probar. Y me encantó”, recordó. Lo que empezó como una alternativa terminó convirtiéndose en un camino profesional. Hoy entrena horas —no siempre con el arma en la mano, muchas veces trabajando la mente— en una disciplina donde, asegura, “el 90% es mental”.

/Inicio Código Embebido//Fin Código Embebido/

El recorrido no fue lineal. Belvedere compite en la categoría SH2, que agrupa a deportistas que requieren apoyo para sostener el rifle y la asistencia de un loader, encargado de cargar los balines y manipular el equipo durante la competencia. En su caso, ese rol lo ocupa su mamá. “Su precisión es tan importante como la mía. Un mal movimiento puede arruinar la serie”, explica. El vínculo entre ambas es tan sólido como la rutina de entrenamiento que comparten.

En 2024 representó a Argentina en los Juegos Paralímpicos de París, adonde viajó tras clasificar el año anterior. Allí hizo historia al convertirse en la primera mujer argentina en competir en tiro en los Juegos Paralímpicos. La joven finalizó 24° en la clasificación de R5 rifle de aire 10m tendido SH2, con un puntaje de 631.6. Mientras que en la clasificación en R4 rifle de aire mixto 10m SH2, se ubicó en la posición 25°.

La experiencia fue tan determinante como reveladora: mientras los Juegos Olímpicos dejaron un medallero escueto para el país —dos preseas—, la delegación paralímpica obtuvo 13 medallas. Sin embargo, casi nadie lo supo. “Terminan los Juegos Olímpicos y pareciera que los paralímpicos no importan. No somos guerreros ni angelitos. Somos deportistas igual que ellos, con el mismo esfuerzo o más”, reclama.

A pesar de sus logros, la realidad es difícil: el tiro es un deporte poco difundido y, por ende, poco financiado. Mucho menos en su versión adaptada. “Nos dicen que no hay fondos para competir afuera. Aunque clasifiques, si querés viajar, tenés que pagarlo de tu bolsillo”, lamenta. Belvedere habla de esto sin enojo, pero con claridad; sabe que cada avance depende del esfuerzo personal, de la constancia y del acompañamiento de su entorno.

/Inicio Código Embebido/

Hoy vive un gran momento personal. Está en pareja desde hace cuatro años —su compañero incluso pudo acompañarla en París— y se siente segura de sí misma, después de haber atravesado etapas más difíciles. “Todas las personas tenemos altibajos. Hoy estoy bien conmigo, haciendo lo que quiero, rodeada de la gente que quiero. Ojalá siga así”, confiesa con una sonrisa abierta, lejos de los estereotipos y de los tabúes que históricamente rodearon la discapacidad.

Su historia es, ante todo, la de alguien que encontró en un deporte poco visible una identidad, un lugar y una voz. La de una atleta que brilla, entrena, compite y exige lo básico: que en Argentina el talento sea reconocido, que haya apoyo para viajar, y que la sociedad entienda que detrás de cada medalla paralímpica hay exactamente eso: deporte de alto rendimiento.

“Si es lo que uno quiere hacer, va a seguir haciéndolo. Y si no, será otra cosa. Pero hay que seguir”, dice antes de despedirse. Y queda claro que, con la serenidad y la precisión que la caracterizan, María Laura Rodríguez Belvedere seguirá apuntando alto.