Cómo la Inteligencia Artificial se pone al servicio para ampliar capacidades

La Ciudad de Buenos Aires llevó adelante una nueva edición de la Jornada de Vida Independiente, un encuentro que reunió a organizaciones, especialistas y personas con discapacidad para debatir, visibilizar y promover políticas orientadas a fortalecer la autonomía. El evento, organizado por el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño, profundizó la participación comunitaria, presentó herramientas de apoyo y permitió reflexionar sobre los desafíos persistentes en materia de accesibilidad, empleo y vida cotidiana.

En esta edición, la jornada puso un especial foco en la tecnología como aliada estratégica para la vida autónoma. En ese marco, uno de los expositores centrales fue Nelson Acosta, referente internacional en tecnologías de asistencia e inteligencia artificial aplicada a la inclusión. Su intervención mostró cómo los avances en IA están redefiniendo la relación entre las personas con discapacidad y su entorno, ampliando capacidades y derribando barreras que históricamente limitaron la participación plena.

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Acosta destacó que vivimos un momento único: “La inteligencia artificial puede ayudar a la vida autónoma de las personas con discapacidad de muchas maneras. Exoesqueletos, prótesis biónicas, sillas de ruedas con asistencia: muchos de estos desarrollos no fueron pensados exclusivamente para la discapacidad, pero tienen un impacto enorme”, señaló. Entre los dispositivos de uso masivo que ya transformaron la vida cotidiana mencionó a Alexa, el asistente virtual de voz: “Una persona puede controlar luces, aire acondicionado, electrodomésticos, hacer listas, programar rutinas o traducir en tiempo real. Para muchos adultos mayores, además, funciona como compañía y asistente cotidiano”.

Alexa, el asistente virtual de Amazon que puede ayudar a personas con o sin discapacidad

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Otro ejemplo que el especialista celebró fueron los Ray-Ban Meta, los lentes inteligentes con IA integrada. “Si tenés una limitación visual, no te devuelven la vista, pero te dan unos ojos de inteligencia artificial. Describen lo que ves en tiempo real, leen carteles, identifican personas, dan instrucciones paso a paso o guían con GPS. Incluso permiten transmitir lo que está enfrente en una videollamada para recibir asistencia en tiempo real”, explicó. Según Acosta, estas herramientas no solo facilitaron la autonomía, sino que habilitaron nuevas formas de interacción: “Ya no hablamos de tecnología que compensa un déficit, sino de tecnología que crea canales alternativos para relacionarnos con el mundo”.

Los Ray Ban Meta pueden asistir a personas ciegas (Foto: Forbes)

Durante su exposición, Acosta remarcó que la inteligencia artificial marcó un cambio de paradigma en el modo de entender la discapacidad. “La discapacidad no es un diagnóstico; es la distancia entre una capacidad humana y una barrera social o de diseño. El problema no es que alguien no pueda subir una escalera, sino que la sociedad diseñó una escalera y no una rampa”, señaló. A su juicio, la IA funcionó como un gran habilitador, apoyada en tres pilares: visión computacional, procesamiento del lenguaje natural e interfaces cerebro-computadora.

No obstante, advirtió que los avances también plantearon desafíos profundos: la brecha digital, los costos de acceso, la privacidad de los datos sensibles y el sesgo algorítmico. “¿Qué pasa si un sistema de reconocimiento de voz no está entrenado con patrones de habla atípicos? Las tecnologías pueden incluir, pero también excluir si no se diseñan bien”, alertó.

Finalmente, Acosta cerró con un mensaje que sintetizó el espíritu de la Jornada de Vida Independiente 2025: “Todos merecemos las mismas oportunidades. La tecnología debe estar al servicio de la inclusión, no solo del consumo. La discapacidad no define a una persona; lo que importa es la capacidad de la sociedad para liberar el potencial de todos”.

La actividad convocó a instituciones, especialistas, emprendedores sociales y vecinos interesados en construir una ciudad más accesible. La apuesta fue clara: que cada nueva herramienta y cada decisión pública acerquen un poco más el horizonte de una vida autónoma para todas las personas.