Ya no hay abrazos prohibidos
Ya no hay abrazos prohibidos

Maravillas de este siglo

Ya no hay abrazos prohibidos

10/05/2021 | 12:11 |  

María Rosa Beltramo

Cuando los británicos confeccionen las efemérides para las futuras generaciones, el lunes 17 de mayo figurará, seguramente, como el Día del Abrazo, porque una semana antes se habilitó el retorno de esa práctica tan necesaria para la vida, que estaba desaconsejada debido a la pandemia del Covid.

Los anuncios realizados por el premier Boris Johnson incluyen la reapertura de hoteles, hostales y pensiones, así como áreas de juego para niños y la promesa de que si en esta etapa va todo bien, el 21 de junio, que para el hemisferio boreal marca el comienzo del verano, se levantarán la totalidad de las restricciones.

Pero al margen de actividades que tienen que ver con la economía del país, los británicos aguardaban con singular expectativa la autorización para volver a abrazarse.

Aunque tamaño permiso entrando a la tercera década del siglo XXI parece sacado de cualquiera de esas series distópicas, lo real es que el visto bueno para esa clase de demostración de afecto entre personas que no forman parte de la misma burbuja fue lo más esperado por los ingleses.

Es extraño que por la existencia de la pandemia, los abrazos se hayan convertido en un asunto de estado. El pasado fin de semana fue el ministro de la Oficina del Gabinete, Michael Gove, quien se ocupó de calmar las ansias de los ciudadanos, confirmando que poco después el tema sería anunciado por Boris Johnson.

"Y sin perjuicio de una revisión más amplia del distanciamiento social, también se da el caso de que el contacto amistoso entre amigos y familiares es algo que queremos que se restaure", dijo Gove. Cuando se le preguntó si eso significaba abrazar a partir del 17 de mayo, respondió: "Sí".

Fue en marzo del año pasado cuando primero en 80 países y luego en el resto del planeta quedó firme la recomendación de evitar los abrazos por temor al contagio. Era el comienzo de la cuarentena originada en el coronavirus y cada día se sumaban episodios extraordinarios.

Los medios comentaban como algo inusual lo ocurrido con la canciller Angela Merkel que entró a una reunión en Berlín y cuando tendió la mano para saludar a su ministro de Interior, Horst Seehofer el funcionario se negó a estrechársela. Revisar los artículos periodísticos de hace apenas un año permite asomarse al escepticismo con la que muchos recibían las noticias de la expansión de la enfermedad y también saber que hubo miles de expertos que, con rapidez, recomendaron medidas drásticas.

Pero al principio la mayoría hablaba de exageración. Gran Bretaña fue de los primeros países en advertir que cualquier estrategia para detener la pandemia debía incluir la eliminación de besos, abrazos y hasta el simple apretón de manos que podía reemplazarse por el roce de codos o el leve toque de puños.

Lo cierto es que gracias a las vacunas, a la cuarentena, y a las múltiples formas de prevención, los ingleses declaran formalmente que al abrazo ya no es un acto prohibido.

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