Temblores

Maravillas de este siglo

Temblores

20/06/2019 | 08:20

María Rosa Beltramo

Impresiona ver a una persona convulsionada por los temblores. Mucho más si se trata de una jefa de Estado que en once ocasiones Forbes eligió como la mujer más poderosa del mundo. Angela Merkel aguantó de pie y sin pedir ayuda, pero su estado generó preocupación y alarma que no pudo disipar pese a que mantuvo inalterable su agenda y explicó que había superado el malestar bebiendo tres vasos de agua fría.

La canciller alemana desde 2005 está en el tramo final del cuarto mandato y ya avisó que no se postulará para otro, pero hasta esa inesperada debilidad que desnudaron los temblores, conservaba el aura de invencible que se ganó en la arena electoral y tejiendo acuerdos en Europa con resultado dispar, aunque casi siempre logró mostrarse inteligente, metódica, pragmática y, cuando no logra su propósito, evasiva, pero jamás derrotada.

Aunque en teoría se está yendo y tiene designada la sucesión partidaria, todavía le queda más de un año en su país y Europa está pendiente de sus pasos. Por eso cuando empezó a temblar con todo el cuerpo en mitad del acto organizado para recibir al presidente ucraniano Volodimir Zelenski, muchos le pusieron a los espasmos el nombre de una afección neurológica severa.

Desde el miércoles no se habla de otro tema en los medios germanos y aunque el gobierno no difundió información sobre el estado de salud de Merkel, los expertos han copado la televisión y los diarios para apoyar la teoría que los 30 grados que marcaba el termómetro durante la ceremonia, la exposición al sol y la falta de líquido son factores que pueden generar un cuadro como el que llamó la atención de todos.

El presidente de la Asociación de Médicos Bávaros, Jakob Berger, sostuvo que no ve motivos para preocuparse. "Estoy sorprendido", indicó, no obstante, pero más bien, porque ella siempre parece tan estable. Y a renglón seguido se animó a ponerle nombre a los temores del público. “Su temblor era demasiado fuerte. El temblor del Parkinson, sería mucho más ligero”, aclaró.

En idéntica dirección se pronunció Alexander Schultze, número dos del Departamento de Emergencias de la Universidad Hospital Hamburg-Eppendorf, quien consideró que el hecho de que se sintiera mejor después de haber tomado tres vasos de agua, puede ser una indicación de que experimentara un problema circulatorio a corto plazo.

Preocupado pese a las explicaciones de los médicos,el reportero del diario Bild, Ralf Schuler, quien ha acompañado a Merkel en la mayoría de los viajes que ha realizado los últimos 14 años, sostuvo que jamás la había visto así “a pesar de los programas interminables , los vuelos de larga distancia, las jornadas de 16 horas de trabajo ininterrumpido, las conferencias nocturnas y el estrés constante.

Siguiendo una regla no escrita pero que cualquier político recibe junto con el cargo, AM cumplió estrictamente su agenda en las horas posteriores, exhibiendo una estudiada normalidad mientras las pantallas la seguían mostrando conmocionada al lado de un estático, sonriente y al menos en apariencias, inconmovible presidente ucraniano que, ajustado al protocolo, miraba al frente.

La gente común, ajena a las cuestiones de Estado, se preguntaba en las redes sociales si no hubiera correspondido interrumpir la ceremonia para brindarle atención, algo que habría recibido cualquiera de los anónimos asistentes y que, en cambio, se le negó a la principal figura del país.

Es que con los políticos nunca se sabe. Lo que para un ciudadano común es una demostración de humanidad y empatía, para alguien acostumbrado a lidiar con los problemas de toda la nación, puede resultar una inadmisible intromisión. Acostumbrada a negociaciones difíciles y a forcejeos contínuos, seguro que Merkel está dispuesta a ocuparse de sus temblores en privado, con tal de que el gobierno conserve la estabilidad.