Ricky versus Ricky

Maravillas de este siglo

Ricky versus Ricky

23/07/2019 | 10:12

María Rosa Beltramo

Miles de puertorriqueños han salido a las calles para reclamar la renuncia del gobernador Ricardo Antonio Rosselló Nevares, (Ricky) un político joven y prometedor que vio abruptamente interrumpida su carrera cuando el Centro de Periodismo Investigativo de su país filtró 889 páginas de conversaciones entre el mandatario y once de sus funcionarios y allegados en los que se reía de las víctimas del huracán María, descalificaba con comentarios misóginos a dirigentes opositoras y se permitía caracterizaciones homofóbicas de distintas figuras.

"Ricky no está aquí/ Ricky está vendiendo lo que queda del país" cantaban los manifestantes encolumnados detrás de un camión al que se treparon como líderes de la protesta figuras de Puerto Rico de fama universal: Ricky Martin, Benito Martínez (Bad Bunny) y René Pérez (Residente), un trío que ningún político puede soportar en la vereda  de enfrente.

 

Egresado del prestigioso MIT como ingeniero químico, al que sumó un doctorado en ingeniería biomédica por la Universidad de Michigan, Roselló tiene 40 años y un montón de aspiraciones que difícilmente puedan verse satisfechas después de la condena unánime que motivaron sus chats.

El desagrado que provocaron las obscenidades que dedicó a sus rivales y la forma en la que se rió inclusive de muchos de sus aliados, precipitaron reacciones que no logró parar con la renuncia de su principal colaborador financiero y del secretario de Estado, dos de los que figuran como interlocutores de lo que la prensa llama #TelegramGate y #RickyLeaks.

Para calmar las aguas, el gobernador anunció que no se presentará para la reelección el año próximo y ni aún así frenó la marea que no lideran los representantes de la oposición sino los artistas más queridos y populares de Puerto Rico. Ridiculizado por Rosselló, Ricky Martin apareció en la televisión nacional para cruzarlo con la afirmación de que “no solamente eres cínico; también eres maquiavélico".

Residente, el ex integrante de Calle 13, pidió el alejamiento del mandatario no sólo "por hablar malo" (sic) sino por toda la corrupción que hay detrás de ti. Gente murió por tu cabrona culpa, por no poder organizar las cosas bien". El trapero Bad Bunny canceló una gira por Europa para estar en la marcha, y previamente usó un tuit para calentar el ambiente:"¿No te vas a quitar? ¡Nosotros tampoco! ¡Puerto Rico se respeta! ¡Charlatán!"

La indignación ha unido a gente de distintas ideologías porque además de criticar a gays y reírse de distintas mujeres, Ricardo Roselló y sus amigos abordaron temas especialmente sensibles, a los que trataron con brutalidad. “¿No tenemos algún cadáver para alimentar a nuestros cuervos?” preguntó al ahora renunciante  encargado de finanzas al responder irónicamente una pregunta sobre el presupuesto para los patólogos después del trabajo a que los obligó el huracán que dejó más de 3 mil muertos.

El gobernador y sus amigos  analizaron los reclamos de Melissa Mark-Viverito , vicepresidenta del Latino Project y ex concejal en Nueva York al presidente del partido Demócrata,Tom Pérez, y la orden que impartió RR fue precisa, “hay que caerle encima a esta puta”.

Además de expresiones groseras y prejuiciosas, hay instrucciones a publicistas y encargados de redes sociales para que movilicen a trolls y neutralicen declaraciones de un ex director del Instituto de Estadísticas que, según la continuidad de la conversación, les dura una semana.

“He cometido errores y me he disculpado”, dijo el mandatario sin conmover un ápice a los manifestantes  encolumnados detrás del camión en el que además de Ricky Martin, Bad Bunny y René Pérez, se acomodaron  figuras populares como Olga Tañón, Kany García y Tommy Torres.

La campaña para reclamar la renuncia de RR parece armada por alguno de los estudios de Hollywood. Contra el dirigente que habla mal y piensa peor, ya se han manifestado el actor Benicio del Toro y los músicos Marc Anthony, Gilberto Santa Rosa, La India, Daddy Yankee y Luis Fonsi. Ahora hay que seguir el curso de los acontecimientos para comprobar si la indignación de los artistas es más contundente que la de los políticos opositores y la justicia.