Netflix

Maravillas de este siglo

Rapidito, por favor

31/10/2019 | 07:04 |  

María Rosa Beltramo

Los que saben mucho de la vida aconsejan no hacerse mala sangre y elevan a la categoría de mandamiento evitarlo cuando el tema no lo justifica porque es irremediable o porque carece de entidad. En estos días hay gente indignada con Netflix y dispuesta a demandar a sus inspirados creadores, Reed Hastings y Marc Randolphs, porque en su afán de facilitar el consumo de películas y series han habilitado una función que permite apurarlas.

El enojo de actores, directores y productores es generalizado y abarca todo el espectro creativo desde los autores de comedias livianas hasta el cine de autor .Es que la velocidad transforma lo que se ve y lo convierte en otra cosa. La plataforma de streaming que llegó en este siglo para hacer realidad el sueño del cine en casa, trabaja sobre los deseos de sus clientes y rara vez da un paso sin haber medido previamente el impacto.

El miedo de los realizadores no es zonzo; saben que si Netflix propuso el avance rápido es porque los usuarios de algún modo lo plantearon como necesidad aunque sea difícil de entender ya que es casi inexplicable la razón por la cual alguien que mira algo por placer pretenda llegar antes al final como si se tratara de un trabajo pesado que es preciso terminar.

Es verdad que, por ahora, la nueva función sólo ha sido puesta a prueba en dispositivos Android pero hay señales inequívocas de que podrían ampliarlo. Keela Robinson, una voz autorizada de la compañía californiana, aceptó diplomáticamente las críticas del mundillo cinematográfico y señaló que la empresa "había sido sensible a las preocupaciones de los creadores".

Incluso se permitió subrayar que por algo no habían incluido la función en televisores “en esta etapa” .Pero inmediatamente colocó por encima de las objeciones de los expertos, el interés de los clientes de la plataforma. "Y si presentamos estas características para todos en algún momento, dependerá de los comentarios que recibamos", advirtió.

En otras palabras, si verifican que hay un porcentaje apreciable de fanáticos de la velocidad –o de la lentitud, hay que admitirlo porque también se puede usar la función inversa para ralentizar-empezarán a cerrar contratos en los que directores, productores y showrunners aceptarán someter a sus creaciones a la ansiedad de espectadores preocupados por llegar siempre tarde donde nunca pasa nada.

Netflix sigue creciendo, sumando usuarios y abriendo discusiones en el universo del cine y las series, además de buscar caminos que le permitan competir exitosamente con otras compañías que operan sobre el negocio para cambiarlo de manos. Hasta ahora su crítico más serio era Steven Spielberg, que desde hace un par de años y cada vez que se cruza con un micrófono, señala que el cine y el streaming no son lo mismo.

Con la sangre en el ojo desde que la plataforma compitió por los Oscar con Roma, el film de Alfonso Cuarón-y se llevó tres estatuillas-, la nueva función ha transformado a algunos neutrales en entusiastas seguidores del padre de ET. Aunque no hayamos pasado de la etapa de pruebas, la costumbre de apurar las películas ya tiene nombre, le dicen speed-watching y los que trabajan sobre los algoritmos creen que llegó para quedarse.