Pelea inoportuna
Pelea inoportuna

Maravillas de este siglo

Pelea inoportuna

26/06/2019 | 07:32

María Rosa Beltramo

Boris Johnson sigue siendo el dirigente que más posibilidades tiene de convertirse en el próximo primer ministro británico, con la misión de timonear en octubre el Brexit, una operación difícil de comprender para el resto del mundo, que vio a los ingleses votar entusiastas la salida de la Unión Europea y resistirse luego a ejecutarla con el mismo vigor.

Si nada extraordinario altera la campaña, la sucesión de Theresa May será resuelta entre Boris, ex ministro de Relaciones Exteriores y su reemplazante, Jeremy Hunt, quien se encontraba bastante lejos en las encuestas, al menos hasta que el pasado fin de semana efectivos de Scotland Yard irrumpieran en el departamento que comparten Boris y su novia, Carrie Symonds, alertados por un vecino que dijo haber oído gritos, ruidos impropios de la hora y el sonido característico de cristales rotos.

Boris Johnson y Carrie Symonds

Los circunspectos integrantes de la Policía Metropolitana se marcharon luego y le manifestaron a sus jefes que no había motivos de preocupación, pero en cuestión de minutos la noticia sobre la pelea entre el ex alcalde de Londres y la ex jefa de Prensa y publicista estrella del partido gobernante ya estaba en todos los portales. Es que Tom Penn y su esposa, los preocupados vecinos de Carrie, también hicieron un llamado a la redacción de The Guardian para advertir que algo pasaba en el domicilio de la pareja.

“Es un asunto que no debería importarle a nadie”, se ha cansado de repetir BJ que apuesta a ganarles por cansancio a los periodistas que lo persiguen por cielo y tierra en procura de una declaración sobre el tema más picante que llegó para quedarse y reanimar una campaña que discurría por carriles demasiado convencionales.

Johnson, un neoyorquino que hasta hace unos daños conservaba las dos nacionalidades, es un auténtico personaje que ha sacado buen provecho de sus años de periodista y que con regularidad publica tratados históricos.Se dice que en los 80, cuando el Daily Telegraph lo mandó a Bruselas su artículo «El Plan Delors para gobernar Europa» le convirtió en el cronista favorito de Margaret Thatcher.

Con el tiempo le dio a los conservadores el privilegio de acceder al gobierno de Londres en 2008, luego de derrotar a Ken Livingstone, emblemático representante de la izquierda. Johnson es célebre por ganar popularidad gracias a su nulo temor a hacer el ridículo. Por las redes circulan las imágenes de su aparatosa caída en un improvisado partido de rugby con niños y hay fanáticos que coleccionan los videos de sus salidas a correr con bermudas que escandalizarían a un payaso, remera hawaiana y medias de vestir.

Precisamente los medios le atribuyen a la llegada de Carrie una mejora sensible del aspecto general de Boris, incluyendo la dieta que lo estilizó, así como una elección más apropiada del vestuario. La novia del candidato es 25 años más joven que él y dividió aguas entre los conservadores que la admiran porque por años fue su jefa de prensa, pero le reprochan ser la tercera en discordia entre el ex alcalde y la madre de cuatro de sus cinco hijos.

La agenda previa a la designación del sucesor de Theresa May incluye la friolera de 16 debates.Nadie sabe si la pelea que el vecino denunció a la policía y a la prensa estará presente cuando Johnson se cruce con Hunt.Hasta ahora los recovecos de su vida privada- dos matrimonios y muchas historias paralelas- no hicieron mella en la popularidad del dirigente . La pelea doméstica tiene otras características, siempre más conflictivas y de imprevisibles derivaciones.

Mientras espera que no haya nuevos escollos en su camino hacia el 10 de Downing Street, sus mentores confían en que saque a relucir su encanto natural para conjurar cualquier peligro. BJ ha sobrevivido a encerronas políticas y a papelones cinamatográficos. En su primera boda pidió prestado los pantalones, perdió el anillo y se agarró a trompadas con uno de los principales invitados. Hasta ahora mal no le ha ido, pese a que su entonces mujer, Mostyn Owen, ha asegurado que “el día de nuestra boda fue también el del fin de nuestro matrimonio”.