El escándalo de Pau Palumbo.

Maravillas de este siglo

Maldades estúpidas

16/03/2021 | 08:54 |  

María Rosa Beltramo

El discurso de odio en las redes es objeto de estudio desde el nacimiento de esta extraordinaria forma de comunicación que llegó en los albores del siglo y no para de crecer. 

La posibilidad de atacar parapetados detrás del anonimato genera mensajes temibles. Lo que es más difícil de entender es esa especie de compulsión a realizar maldades inespecíficas, como encontrando cierto regodeo en el enojo que generan expresiones sin destinatarios claros que molestan a la mayoría. Eso ocurrió con la usuaria de Instagram Pau_Palumbo1, que consiguió generar una inagotable corriente de irritación al postear una fotografía acompañada de diez palabras: "Estoy comiendo arriba de un CV q vinieron a dejar", escribió al lado de la fotografía de la mitad de una milanesa napolitana y un tenedor de plástico que ya habían manchado y degradado el revés del folio en el que alguien que buscaba trabajo había enumerado sus habilidades, experiencia y consignado los medios para contactarlo.

El repudio fue masivo e instantáneo. Una minoría le avisó a la instagramer que era estúpido jactarse de la destrucción de un papel destinado a conseguir empleo, y muchos -una cantidad inusual- se sintieron habilitados a doblar la apuesta y fueron subiendo el tenor de las amenazas hasta prometer desfiguraciones y muerte.

Pau_Palumbo1 pasó en horas del aburrimiento a la fanfarronería y respondió con insultos hasta que se asustó y realizó un nuevo posteo, esta vez más extenso, para asegurar que no es mala persona.

Nunca aclaró, sin embargo, cual es la parte graciosa o estimulante de lo que comunicó, pero se encargó de darle contexto a sus palabras. Reveló que el del CV era un chico al que ella le había advertido sobre la inutilidad de dejar sus antecedentes en un lugar donde los dueños los tiraban. "Ya sé que no tendría que haber subido ninguna historia ni nada, pero yo subo estupideces siempre", dijo en su defensa y concluyó, "cada vez que tengo la oportunidad de ayudar a alguien, ayudo, y si alguien no me quiere creer, por lo menos queda en mi y en mi entorno".

Para entonces, el posteo original de Pau no sólo había provocado respuestas airadas; un primo de la instagramer recibió los coletazos del enojo y vio zozobrar su negocio, una aplicación para hacer reservas. "Me gustaría llegar a la gente enojada, primero decirles que las entiendo, porque a mi también me molesta (...) ReserBar no es un bar y Pau Palumbo no trabaja ni trabajó nunca con nosotros".

Nadie sabe cómo será el futuro en las redes de la chica del CV maltratado, pero ella terminó aceptando que jamás llegó a calcular lo que puede ocasionar un simple posteo. Y enumeró la clase de respuestas que recibió, "mensajes de hombres diciéndome que me van a buscar y violar, que me van a cortar la cara, gente pasándome fotos de armas y la publicación de la dirección de mi casa, todos mis datos, mi documento, mi obra social, mi número de teléfono".

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