Los límites de la ficción, por María Rosa Beltramo.

Maravillas de este siglo

Los límites de la ficción

20/09/2021 | 12:08 | Por María Rosa Beltramo.

María Rosa Beltramo

Si prospera la demanda que presentó recientemente la ajedrecista georgiana Nona Gaprindashvili, Netflix deberá compensarla con 5 millones de dólares por una frase incluida en la laureada serie “Gambito de Dama” que ella tildó de inexacta y pidió, en vano, fuera corregida, mejorada o eliminada.

La mejor miniserie del año en opinión del jurado que le otorgó el prestigioso premio Emmy y tiene a Anya Taylor Joy -la más porteña de las actrices norteamericanas- como protagonista, ha sido vista por más de 60 millones de espectadores. 

La historia sigue a Beth Harmon, una huerfanita que se convierte en campeona internacional de ajedrez y está basada en la novela de Walter Tevis, adaptada por Scott Frank y Allan Scott. Todo es ficción pero, por supuesto, hay referencias a hechos reales.

Nona Gaprindashvili demandó a Netflix por una frase en la serie "Gambito de dama"

Es justamente una mención incluida sobre el final, y que tiene apenas 16 palabras la que motivó primero un reclamo desatendido por la plataforma de streaming y luego una demanda que en estos momentos se tramita ante los tribunales de Estados Unidos. Un comentarista señala casi al cierre de uno de los capítulos finales, y al comentar el lauro obtenido por la protagonista, “está Nona Gaprindashvili, pero es la campeona mundial femenina y nunca se ha enfrentado a hombres”.

Antes de eso le atribuyen la nacionalidad rusa aunque ella es de Georgia. Por esas razones, Nona, que en la actualidad tiene 80 años y fue la primera mujer en lograr el título de Gran Maestro de la Fide y la quinta campeona del mundo de la especialidad, contrató a un abogado que le hizo saber a Netflix que para 1968, año en el que se desarrolla “Gambito de Dama” ella había competido contra al menos 59 ajedrecistas masculinos (28 de ellos simultáneamente en una partida), incluidos 10 grandes maestros de la época.

Nona fue la primera mujer en lograr el título de Gran Maestro de la Fide y la quinta campeona del mundo de la especialidad.

Sugirió entonces se regrabara el parlamento o directamente se eliminara, medidas que la plataforma desestimó. Tras una espera que consideraron prudente, los patrocinantes de la ajedrecista decidieron acudir a la justicia y en la presentación de la demanda aseguraron que la mentira “causó un daño irreparable a la reputación de su cliente, al dar a entender que ella carecía de habilidades para competir contra los hombres”.

Y además, pusieron blanco sobre negro el tema de los aparentes propósitos de la serie y lo que en realidad consiguió. “En una historia que se suponía debía inspirar a las mujeres al mostrar a una joven compitiendo con hombres en los niveles más altos del ajedrez mundial, Netflix humilló a la única mujer de verdad que se había enfrentado y derrotado a los hombres en el escenario mundial de la misma manera”.

Para 1968, año en el que se desarrolla “Gambito de Dama” Nona había competido contra al menos 59 ajedrecistas masculinos

El caso obliga a interrogarse sobre la libertad de los creadores y la supuesta ausencia de límites de la ficción. El problema aquí es que en un intento de dotar a la anécdota de mayor verosimilitud, se apela a una persona de existencia real y para enaltecer el mérito de un personaje, se altera y echa por tierra la historia de alguien de carne y hueso.

Habría sido fácil contrastar los logros de Beth con otra mujer surgida de la imaginación de los autores, pero la verdad es que sucumbieron a la tentación de anclar la historia inventada con menciones a la ajedrecista georgiana y, por supuesto, pese a la brevedad del texto , redujeron el mérito de la campeona además de ubicarla en otro lugar del mapa.

Ahora hay una pelea sorda pero apasionada entre los que ven en la acción de Nona Gaprindashvili un mero intento de lograr dinero fácil, aprovechando el éxito de la serie y los que reivindican la verdad histórica y le piden a los escritores que cuando se aprovechen de la realidad, la respeten.

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