Sociedad

Lo primero es la familia

16/02/2018 | 12:20

Australia suele ser el país que aparece en el horizonte de los sueños cuando historiadores de la línea ortodoxa aluden a lo que podríamos haber sido si prosperaban los proyectos de la generación del 80. La nación que se desarrolló en las antípodas, se enorgullece de su carácter multicultural y de tener una economía que se ha fortalecido con las sucesivas olas migratorias.

Aunque el tiempo y la dispar evolución han dejado las similitudes reducidas a cierta amplitud territorial, lo cierto es que por estos días Buenos Aires y Canberra han vuelto a actuar en espejo ante la necesidad de enmendar errores políticos de consecuencias imprevisibles. Mientras por esta zona del mundo el presidente les reclamaba a sus ministros el sacrificio de desprenderse de sus familiares, el premier australiano Malcolm Turnbull prohibió a los miembros del gabinete mantener relaciones sexuales con personal a cargo.

Las dos iniciativas partieron de circunstancias fortuitas que obligaron a adoptar medidas apresuradas , sin analizar demasiado su pertinencia y eficacia. Acá, ya se sabe, se produjo una sensible disminución de los indicadores que describen la imagen presidencial cuando trascendió que el titular de la cartera laboral tenía una empleada en negro y que, además, en lugar de acceder a un pedido de aumento salarial le había conseguido una changa en un sindicato intervenido.

El decreto anti nepotismo comenzó a llevarse los títulos principales y cedió la atención sobre la situación del funcionario, mientras lo confirmaban en el cargo. En Oceanía, mientras tanto, la prensa revelaba que el viceprimer ministro Barnaby Joyce, líder del partido Nacional que integra la coalición conservadora gobernante, había embarazado a su vocera .

La cuestión parece un tema absolutamente privado de los que en todas partes están exentos de la autoridad de los magistrados.Sin embargo , son esos aspectos mucho más que los políticos, los que alteran el pulso de los votantes y /o contribuyentes y por eso el premier comenzó ensayando una explicación de lo más civilizada sobre el derecho a la intimidad y terminó prohibiendo que, en lo sucesivo, los funcionarios casados o solteros, mantengan relaciones íntimas con personas que están a sueldo del estado y dependen de ellos.

Joyce, de 50 años , se separó en 2017 de Natalie Abberfield, su esposa desde 1993 y madre de sus cuatro hijos. Durante buena parte del año pasado se encargó de defender los valores tradicionales de la Australia rural cuando la sociedad estaba enfrascada en el debate que epilogó con la aprobación del matrimonio igualitario.

Después de haberse subido a todas las tribunas para oponerse a lo que definía como progresismo inconveniente , costó bastante que sus seguidores aceptaran de buen grado que hubiera abandonado a su esposa y que se involucrara tan rápido con Vikki Campion, su asesora de prensa, 17 años menor.

Con encuestas en mano-un factor que suele forzar decisiones poco pensadas- Turnbull opinó que Joyce cometió "un error de juicio contraproducente", con lo cual ingresó sin pedir permiso a la intimidad de su vice y lo descalificó de plano al considerar que había perjudicado con su conducta a su ex esposa y sus hijas. Casi trágico, aseguró que Joyce "desencadenó un mundo de dolor para esas mujeres" y "horrorizó a todos".

Al final, tanto la Cámara de Representantes como el Senado rechazaron las mociones para separar al viceprimer ministro, pero las presiones hicieron que lo forzaran a tomar unos días de licencia para que cuando Malcolm Turnbull visite Estados Unidos , en los actos oficiales lo acompañe el senador Mathias Cormann.