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Maravillas de este siglo

La verdad es lo de menos

16/05/2022 | 10:04 | Por María Rosa Beltramo.

Redacción Cadena 3

María Rosa Beltramo

Durante la semana que Robert de Niro vivió en Buenos Aires y le enseñaron a tomar mate, a hacer las señas del truco y a insultar en argentino, el nombre del genial intérprete de “Taxi Driver” fue trending topic asociado al de un modesto actor argentino, Raúl Rizzo, a quien le atribuyeron un tuit envenenado de resentimiento.

Durante varios días, la frase circuló por las redes sociales, coronada de posteos en el que trataban al intérprete nacional de ignorante, en el mejor de los casos, y de imbécil, por desconocer el talento del visitante. La declaración decía, “Robert De Niro viene a sacarnos el pan de la boca a los actores argentinos porque representa la cara más cruel del neoliberalismo”.

No hay que ser un genio ni un experto en contraespionaje para rastrear el origen de un tuit. En un par de minutos se sabe si es verdadero o falso. Muchos creen que el de las redes es un campo propicio para que florezcan toda clase de invenciones pero cuando salta de allí a los medios de comunicación, se supone que existe una exigencia de veracidad.

Sin embargo es posible -y hasta probable- que si la falsa declaración sirve para destruir al presunto autor y desacreditarlo, no convenga chequear demasiado porque la verdad puede impedir la confección de una nota súper interesante, de esas que convocan a multitud de haters, embargados de una sacrosanta indignación, dispuestos a hacer justicia de cualquier modo.

Si encima, a las dos horas del mensaje de Rizzo, se suma Pablo Echarri para quejarse de que “nadie de la producción de esa serie nos consultó si estábamos de acuerdo con que venga De Niro a filmar” y opina que “se deberían priorizar esos trabajos a actores de calidad en el país. Y no lo digo sólo por mí; era un papel ideal para Raúl Rizzo”.

Hasta el más inexperto hubiera olido la broma, pero los dos tuits circularon durante horas antes de que, tímidamente, alguien llamó a Echarri y pudo aprovechar la desmentida para conseguir un nuevo clic porque tituló, crípticamente, “PE habló sobre la presencia de Robert de Niro en Buenos Aires”.

Y no sólo los medios se aprovechan de algunas falsedades; a los políticos también les gusta. El libertario José Luis Espert decidió opinar “es muy fuerte” cuando vio la foto de la kirchnerista Ofelia Fernández al lado de la consigna “creo que estoy capacitada para ser presidenta y estoy dispuesta a postularme si es necesario”.

La diputada no permitió que la fake news circulara durante mucho tiempo, le reprochó a Espert que diera por sentado que cualquier palabra junto a su foto pudiera atribuírsele y aprovechó para tratarlo de “teletubi”.

En la misma semana de esas mentiras, la conductora Viviana Canosa empleó para una de sus notas habituales sobre lo desastroso que es el país y las maravillosas oportunidades que brinda el mundo, el supuesto testimonio de un jovencito que apelaba a la vieja frase de que “la única salida es Ezeiza” y exhortaba a buscar “una vida mejor afuera”. Se trataba , en realidad, de un armado del streamer Lucas Rodríguez que todavía se está riendo del uso que la tele hizo del texto.

¿Las aclaraciones terminaron poniendo las cosas en su lugar? No es muy seguro. Los falsos mensajes le llegaron a mucha gente y ya sea por el poder residual de la mentira o porque es más atractiva y conveniente que la verdad, son legiones los que siguen repitiendo lo primero que escucharon.

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