La diplomacia del garrote
La diplomacia del garrote

Maravillas de este siglo

La diplomacia del garrote

04/06/2019 | 07:26

María Rosa Beltramo

Cabeza visible de la antidiplomacia, Donald Trump tiene asegurado un lugar en los libros de historia por esa estudiada decisión de manejar el mundo a los sopapos o, en el mejor de los casos, a los gritos. Todo ese malestar que va generando con sus pronunciamientos parece fruto de una personalidad controvertida, pero a esta altura de la gestión, hay evidencia de que el maltrato del que hace víctimas a eventuales rivales y ex aliados está fríamente calculado.

El presidente norteamericano llegó a comienzos de esta semana a Inglaterra pero para ir ganando tiempo, desde el avión, apeló a la inmediatez de su cuenta de Twitter para tratar de “completo perdedor” al alcalde de Londres, Sadiq Aman Khan, un político al que se la tiene jurada desde que osó formular declaraciones en las que lamentaba el giro a la derecha de Estados Unidos y alertaba sobre el riesgo de elegir al multimillonario republicano.

DT no se anda con chiquitas. A intervalos regulares produce hechos que dejan a una mitad del mundo preocupado y a la restante, asustado. En 2017 retiró a EE.UU. del Acuerdo de París contra el cambio climático y un año después rompió el pacto nuclear con Irán y restableció las sanciones y en medio de esas dos determinaciones, inició una batalla comercial contra Europa que ahora parece empequeñecida al lado de la que comenzó a librar contra China. 

En comparación con esas políticas de Estado, el destrato personal no pasa de ser anecdótico pero ayuda a dibujar el perfil de un personaje que acumula episodios que casi siempre están en el límite difuso entre la comedia y la afrenta. @realDonaldTrump, la cuenta oficial del mandatario norteamericano es una fuente inagotable de improperios , que usa para disciplinar a los díscolos, no importa que sean políticos opositores de su propio país o colegas extranjeros. 

En esta ocasión se animó con un doblete y ya que tenía decidido maltratar al hombre que gobierna la ciudad que iba a alojarlo por unos días, aprovechó para compararlo con el “tonto e incompetente” Bill de Blasio. Apelando a un puñadito de caracteres y sin motivo aparente descalificó a los dos alcaldes; el europeo porque le cae mal y el neoyorquino porque diez días atrás se lanzó como candidato a la presidencia. Y en ese lugar DT aspira a permanecer por otros 4 años.  

También apeló a Twitter para calificar de “débil” y “deshonesto” al primer ministro canadiense Justin Trudeau, aunque hay que admitir que cuando lo hizo se estaba yendo después de la cumbre del G7, una experiencia que los observadores no dudaron en considerar “hostil, humillante y un momento dramático en la era de la posguerra”, principalmente por la actitud del presidente de Estados Unidos.

Como al pasar, apenas puso un pie en los jardines de Buckingham, fue al encuentro de la reina Isabel y provocó el primer blooper de una visita que los promete a montones.Un saludo medio raro que el comediante James Felton inmortalizó también con un mensaje en la cuenta del pajarito.”A fist bump. A fucking fist bump”, algo así como “un choque de puños.Un maldito choque de puños”.

Una semana antes de iniciar la visita a Londres no temió incurrir en otro desaire expreso al principio de no intervención y en declaraciones a un diario británico abogó por la incorporación de Nigel Farace a las negociaciones del Brexit, criticó a Theresa May a pocos días de la renuncia al cargo y apoyó la designación de Boris Johnson para reemplazarla.Pero su incursión por la Gran Bretaña recién empieza. Seguramente no abandonará la isla sin dejar evidencias de lo que considera diplomacia explícita.