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Maravillas de este siglo

Guerra frívola

02/03/2022 | 11:03 | Por María Rosa Beltramo.

María Rosa Beltramo

Nadie podrá decir que el heladero que eliminó la crema rusa de su cartilla de sabores es un ingenuo; su particular manera de manifestarse sobre el conflicto entre Moscú y Kiev estuvo en todos los portales y fue mencionado durante una jornada completa en la televisión después de que diera vueltas en las redes sociales cosechando apoyos, algún insulto e inclusive, intentos levemente fallidos de matarle el punto, como los que mentaron un retorno a la guerra fría tras la supresión, en otra cadena, de la crema americana.Con un cartel manuscrito de tres líneas obtuvo un éxito de marketing impensado que puso a su negocio en todas las portadas.

La distancia entre la Argentina y el territorio escenario de la guerra genera múltiples intentos de frivolización de la contienda.Mientras esa parte del mundo pone obligada o voluntariamente el cuerpo, acá nos llegan imágenes que pueden generar tristeza, temor, empatía pero también una torpe inclinación a tratar lo que está costando tantas vidas como barrabravas ante un clásico de fútbol.

Aunque el estruendo de la batalla no ha dejado indiferente al mundo, la proximidad o la lejanía, condicionan el tratamiento de los hechos que, en ocasiones, es francamente irrespetuoso. Y en eso hay mucho de responsabilidad en los medios de comunicación que no toleran explicaciones prolongadas sobre razones geopolíticas ni demasiadas referencias históricas y en consecuencia no es raro que interrumpan a los que saben, buscando una simplificación del problema o introducir alguna nota de color, por el temor de que la audiencia huya.

La guerra, por estos pagos, llegó cuando la atención mediática se repartía entre la estafa de Cositorto y su Generación Zoe, la búsqueda de una mujer en el conurbano bonaerense y los habituales avatares de la economía nacional. La contundencia de la noticia obligó a reescribir todas las portadas, pero pasado el estupor inicial, la información quedó sometida a la misma consideración que todas las que integran la grilla que diarios, radios, canales y portales desandan a lo largo de un día.

La decisión de dejar de vender crema rusa del heladero cordobés está más o menos al nivel de los que corrieron a exigirle a Natalia Oreiro poco menos que la renuncia a su flamante ciudadanía ,como si el reconocimiento que le otorgaron por su participación en varias telenovelas populares en Rusia, la volviera cómplice de la invasión.

En tiempos de guerra, cotiza en bolsa el teléfono de argentinos en la zona de conflicto. Picaron en punta los de Radio 10 hablando con Alejandro Herlan, el bailarín de tango casado con una ucraniana y residente en Járkov. El muchacho se ganó el premio de entrevistado excluyente de todos los medios del país cuando ante una pregunta obvia, tuvo una respuesta original. “¿Tenés miedo?” le consultaron, y él se permitió sonreír antes de aclarar “¿miedo?...Soy de Lanús y durante años volvía a casa de noche o a la madrugada y tenía que caminar cuatro cuadras. Eso era miedo”.

En las próximas 72 horas lo llamaron de todas partes y, claro, ya casi no importaba lo que pasaba a su alrededor. Sus interlocutores de turno no lo soltaban hasta que mencionara lo de Lanús. Tanto impacto tuvo con la celebrada comparación entre la ciudad argentina y una zona amenazada por misiles y tanques que, cuando dio la primera entrevista no tenía planes de huida y al momento de la última, ya estaba refugiado en otro país. Por acá, en cada estudio de radio o televisión, resonaron, estridentes, las risas provocadas por su condición de sobreviviente de Lanús.

Sería fantástico que la guerra terminara rápido. Le vendría bien a la humanidad y nos libraría de banalizaciones que en sí mismas puede que no tengan nada de malo pero a veces son una afrenta para los que quedan en medio de una guerra.

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