Emmanuel y Brigitte Macron

Maravillas de este siglo

Fake news

03/01/2022 | 11:30 | Por María Rosa Beltramo.

María Rosa Beltramo

En los últimos días de 2021 la esposa del presidente francés Emmanuel Macron acudió a la justicia para pedir que obligue a la pública retractación de numerosos sitios webs que reprodujeron los resultados de una investigación según la cual ella es una mujer transgénero, nacida como Jean Michel Trogneux, que adoptó luego el nombre de Brigitte.

Cualquiera creería que una información de esas características no debería conseguir difusión por la absoluta falta de respaldo probatorio y, básicamente, porque de lejos se advierte su falsedad.Sin embargo, el recurso de agitar la transfobia para atacar a figuras del mundo de la política, se usa desde hace mucho. En distintos momentos fueron víctima de noticias parecidas Michelle Obama, la premier neozelandesa Jacinda Ardern o la actual vicepresidente norteamericana Kamala Harris.

Todavía hay decenas de estudiosos intentando descifrar la forma cómo actúan las fake news. Y en realidad, no está claro si convencen a ingenuos por el poder de viralización de las redes sociales o si las replican las personas que tienen un convencimiento previo. Vale decir, si por razones ideológicas están en contra de un determinado dirigente, se muestran dispuestos a utilizar cualquier recurso para lastimarlo, aunque en su fuero íntimo adviertan que se trata de una mentira.

Cuando no existía internet y todavía no se había acuñado el término “fake news”, el diario New York Sun, en enero de 1835 publicó que un astrónomo inglés había descubierto vida en la luna y lo había comprobado con un supertelescopio.Imaginativos, adornaron la noticia diciendo que habían detectado la presencia de unicornios y pájaros gigantes con apariencia humana. Hasta que se pudo establecer que se trataba de una burda mentira, muchos medios autopercibidos como los más serios de la época, se habían hecho eco de lo que calificaban como la noticia del siglo.

Sin necesidad de acudir tan lejos en tiempo y distancia, estos días y a raíz de la persistencia de un escándalo que es la comidilla del periodismo nacional, la mayoría de los portales ha reproducido los detalles de una fake news sobre la que se edificó la carrera de una de las personas más mediáticas del país.

Wanda Nara es la actual empresaria que se hizo conocida en 2006 luego que un programa de televisión la mostrara caminando al borde una pileta, vestida con un boxer que, según declaró poco después, pertenecía a Diego Armando Maradona con quien supuestamente había pasado la noche.

Conductores, productores y hasta el último de los asistentes de “Intrusos”, el espacio que presentó en sociedad a la joven promesa, se han cansado de relatar que todo fue una espectacular puesta en escena, de la que se habló por meses, sin que nada de lo que se informaba tuviera el menor asidero. Lo dicen en la actualidad para jactarse de lo rendidor que resultó el invento; hace 15 años, en cambio, fue tema de todo el país. Y era mentira.

No hay tribunales de ética con pronunciamientos sobre el tema. El hecho que se trate de una información del ámbito del espectáculo que involucraba a Maradon, habilitaba cualquier rumor. Hay, sin embargo, decenas de fake news que han tenido graves consecuencias en la política y que rindieron pingües ganancias.

Cinco años atrás, Martín Lanatta, condenado a perpetua por homicidio y José Luis Salerno, involucraron en la causa de la efedrina a Aníbal Fernández, el entonces jefe de Gabinete de Cristina Fernández y precandidato a gobernador.

Le adjudicaron nada menos que un triple crimen y dijeron por televisión, en horario central, que Aníbal Fernández, alias “La Morsa”, se había terminado quedando “junto a personal de inteligencia, con el negocio de la efedrina”.

Pasaron meses hasta que se desmontó el invento. Cuando al final el tema se aclaró, las elecciones ya habían pasado.

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