Sociedad

Chistoso

09/03/2018 | 09:04

Daniel Zornitta era una presencia cotidiana en los medios patagónicos por su participación en resonantes episodios que lo tenían ejerciendo el meritorio rol de fiscal, un cargo prestigioso que suele garantizar un lugar cómodo y protegido en cualquier sociedad, pero sobre todo en una de poco más de 10 mil habitantes, como la de la ciudad rionegrina de Choele Choel.

Zornitta es el funcionario que perdió un cargo que muchos seguramente le envidiaban por un chiste -según él- o una pública demostración de estupidez, en opinión de quienes salieron a repudiarlo, grupo entre los que se encuentran sus superiores.

"¡Este jueves las mujeres pueden dedicarse a limpiar, cocinar y planchar. Todo el día tienen!", posteó en su perfil de Facebook poco antes del comienzo del Día de la Mujer.

Casado, padre de dos hijas -una que transita la infancia y la otra la adolescencia- y jefe de “diez empleadas que son excelentes trabajadoras”, el fiscal renunció por el escándalo que sus palabras provocaron.

En Río Negro no hubo autoridad que se privara de condenar la sugerencia de Zornitta.

A primera hora se pronunció el procurador general Jorge Crespo para manifestar su "enérgico repudio ante dichos que no representan en lo absoluto el sentir, la opinión y los ejes estructurales del Ministerio Público en relación a una lucha tan íntegra, valorable y genuina como la que encabezan diariamente las mujeres de todo el mundo".

La suerte del fiscal de Choele Choel estaba echada mucho antes de que sus jefes comunicaran la decisión de investigarlo. Hizo lo que pudo para resistir pero pronto descubrió que se trataba de una empresa imposible .

"En realidad fue una expresión, un chiste, una humorada en mi perfil", dijo , pero poco después presentó la renuncia.

"Soy una autoridad, lo fui hasta hace un momento, y eso implica para la institución un prejuicio. Lo reconozco y pido disculpas".

Antes de que oficializara su partida los medios locales habían advertido que en caso de que una sanción lo marginara de su puesto, una amplia región de la provincia se quedaría sin una parte fundamental en el esquema imprescindible para la administración de justicia. Paralelamente y aún sabiendo eso, el bloque de concejales del Frente para la Victoria advertía que "un funcionario público de Justicia no puede ejercer este tipo de violencia simbólica, y mucho menos (pensando cómo piensa) puede garantizar los derechos de las víctimas de violencia machista a quienes debería proteger".

Cada vez que alguien que tiene ascendiente sobre la población, por su cargo o su popularidad, se despacha con un exabrupto del que después no termina de hacerse cargo-casi siempre surge lo de la presunta humorada- se renueva la discusión sobre si es correcto juzgarlo públicamente, sobre todo si, como en este caso, la ofensa fue vertida a través de una cuenta privada en una red social.

El debate sobre esa cuestión sigue vigente pero ni el más ingenuo podía suponer que iba a quedar sin sanción una fantochada machista en medio de la conmemoración del Día de la Mujer.

En todo caso, si se trataba de un chiste, también vale la pena tomar nota de que se ha esfumado la aureola de impunidad que permitía terminar cualquier discusión con un "andá a lavar los platos".

Los dichos populares pueden tener una cuota de sabiduría y sentido común pero también hay que considerar que suelen ser fruto de la necesidad de consolidar la ideología dominante y desalentar cualquier postura contraria.

Antes de Zornitta hubo políticos y funcionarios que tampoco midieron sus palabras porque mucha gente las repetía sin ninguna consecuencia. A ese grupo pertenece un ex titular del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior, José Manuel Castelao, quien en una reunión se despachó con una frase lapidaria: "las leyes son como las mujeres, están para violarlas".

Fue su despedida y no logró convencer a nadie de que se trataba de una expresión que por años había escuchado de sus allegados.