Amores prohibidos

El Vaticano tomará el tiempo que considere necesario para analizar la renuncia que le hizo llegar la semana pasada, el arzobispo de París, Michel Aupetit, tras una larga conversación con el prefecto de la Congregación de los Obispos,cardenal Ouellet. La dimisión es la consecuencia de la publicación de un romance que el religioso habría mantenido con una mujer a la que veía secretamente pero expuso, por accidente, cuando confundió la dirección de correo electrónico y dejó en manos de su secretaria, un mensaje dirigido a su amada.

El detalle llamativo es que la equivocación -o el fallido si se considera la posibilidad de un deseo inconsciente de Aupetit- se produjo en el ya lejano 2012, 9 años atrás, pero recién ahora lo forzó a plantear la eventualidad de su retiro porque la historia llegó a manos del semanario “Le Point” e inmediatamente se hicieron eco de lo ocurrido el resto de los medios franceses.

Los amores prohibidos que involucran a representantes de una religión que exige el celibato a sus sacerdotes, siempre han concitado la atención de creyentes, agnósticos y ateos. En los 80, la mitad del universo, incluyendo a la Argentina, vivía pendiente de los vaivenes de la relación entre el padre Ralph de Bricassart (Richard Chamberlain) y Meggie Cleary (Rachel Ward), protagonistas de “El pájaro canta hasta morir”, la versión televisiva del best seller de la australiana Colleen McCullough “The thorn birds”.

En el país, contemporáneamente, María Luisa Bemberg, Beda Docampo Feijoo y Juan Bautista Stagnaro reescribieron la historia de “Camila” y millones llenaron los cines para ver la recreación del romance entre Camila O Gorman (interpretada por Susú Pecoraro) y el cura Ladislao Gutiérrez (Imanol Arias) durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas.

Pero dejando atrás las complejidades y costumbres del siglo XIX y retornando a la realidad de estos días, no se sabe que Aupetit, que tiene en la actualidad 70 años, haya tenido intenciones de abandonar el sacerdocio cuando se produjo la confusión del e-mail. Incluso ahora, después de la publicidad acerca de su presunta relación amorosa, el purpurado niega el detalle principal.

“Reconozco que mi comportamiento hacia una señora pudo parecer ambiguo, dejando entender que pudo existir alguna relación íntima, incluso relaciones sexuales: cuestión que rechazo completamente” sostuvo el arzobispo en declaraciones a “Le Point”. Y en cuanto a si se alejará o no de sus funciones, le dijo a la revista católica “La Croix”: “No he utilizado la palabra dimisión. Querría decir que abandono mi puesto. En verdad pongo en manos del Santo Padre la decisión que corresponda. Creo que es la postura correcta. Como obispo, debo estar al servicio de la unidad de la iglesia”.

Hace cuatro años que Michel Aupetit llegó a ocupar el sillón más importante de la arquidiócesis de París, en el momento más importante de una carrera rápida y ascendente en la iglesia. Luego de desempeñar durante algún tiempo en esa misma región su otra profesión, la de médico generalista.

Todavía no se sabe si el Papa adoptará medidas rápidas o se tomará un tiempo prolongado. De todos modos la vida amorosa del obispo no debería ser más que una anécdota interesante pero menor frente al verdadero escándalo del catolicismo galo. La Comisión Especial que encabezó Jean Marc Sauvé y que culminó su labor hace un par de meses, dictaminó que entre 1950 y 2020, 330 mil niños fueron víctimas de abusos sexuales en el seno de la iglesia.De ese total, 216 mil chicos fueron abusados por curas y obispos y los restantes por laicos que trabajaban al servicio de los religiosos.