María Cecilia Morel Montes, primera dama chilena.

Maravillas de este siglo

Alienígena

24/10/2019 | 09:16 |  

María Rosa Beltramo

Función riesgosa si las hay, la de primera dama figura al tope de las que mucha gente cree una carga leve a cambio de los honores más altos. Los fulgores de la presidencia, que la esposa del magistrado comparte con el elegido por el voto popular, pueden confundir a cualquiera, pero aquello que desde afuera se percibe como atractivo, es a veces para los protagonistas, una carrera de obstáculos.

Si lo sabrá María Cecilia Morel Montes a quien la crisis chilena metió de prepo en los libros de historia con esa frase sobre la “invasión alienígena” que empleó para describir la pueblada que, por entonces, había provocado una docena de muertos y empezado a conmover las estructuras del poder trasandino.

Orientadora familiar, el oficio ideal para acompañar a un conservador como Sebastián Piñera, Cecilia fue víctima de una infidencia que colocó en la portada de todos los diarios lo que había sido dicho en la intimidad de la sala de estar. Por tratarse de alguien que puede seguir el conflicto por televisión o asomada detrás de los pesados cortinados de La Moneda, Cecilia se asustó más de la cuenta por la reacción popular que siguió al anuncio sobre el aumento de la tarifa del subte y, como suele suceder, optó por ignorar que los que habían ganado la calle para protestar eran tan chilenos como ella.

"Es como una invasión extranjera, alienígena, no sé cómo se dice", se lamentó cuando transcurrían los primeros incidentes y las calles de Santiago eran escenario de duros enfrentamientos. Es un clásico no distinguir con nitidez a los otros; advertirlos como distintos, de ser posible extranjeros y, en el colmo de lo diferente -como en este caso- de otro planeta.

No sería honesto atribuirle al gobierno chileno o más específicamente a su presidente, el análisis que realizó la primera dama. Todas y cada una de sus expresiones le pertenecen, pero resulta llamativo que exista una evidente coincidencia entre ciertas admisiones que terminó haciendo la administración de Piñera y la conclusión con la que Cecilia Morel Montes cerró el WhatsApp que minutos después escandalizaría a las almas sensibles y haría sonreír a otros, por esa representación caricaturesca de señora gorda.

“Vamos a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los demás", arriesgó la primera dama en el fragor de la batalla y un instante después sus expresiones eran usadas como demostración palpable de la insensibilidad de la clase dirigente frente a los reclamos populares.

Vino después el pedido de disculpas a través de la cuenta de Twitter y la atención de la gente volvió a centrarse en los enfrentamientos callejeros. “En un momento en que me sentí sobrepasada por las circunstancias, envié un audio privado que se filtró. Un estado de ánimo personal lo hice parecer como un estado general de Gobierno. Lamento el desacierto”.

El mensaje puede leerse en el sitio web oficial que incluye una agenda ahora desactualizada por imperio de las circunstancias y registra como última actividad oficial, durante el domingo 20 , una reunión de la que participaron el ministro de Desarrollo Social, Sebastián Sichel, y la secretaria ejecutiva de Compromiso País, Jacqueline Plass “ con representantes y actores transversales de la sociedad civil”.

Hasta lo de la invasión alienígena, Cecilia Morel, disfrutaba de una aceptable popularidad y el incidente más comentado por la prensa se había producido el 19 de noviembre de 2017 cuando después de votar, Piñera empujó ostensiblemente a su mujer y la desacomodó con el hombro, para quedar en el centro de la imagen en televisión. Varios tuiteros lo criticaron entonces y lo trataron como “el Trump chileno”. Dos años después, por las expresiones de su mujer, el que quedó desacomodado fue él.