Consenso y solo consenso

Las idas y vueltas, gestos y desaires entre La Libertad Avanza y el PRO marcan la complejidad de construir consensos en el país. En realidad, se observa un movimiento de La Libertad Avanza hacia el PRO, reflejando un delirio por la hegemonía y la interpretación de un momento de la centro-derecha en Argentina. La necesidad de acuerdos y la dificultad para lograrlos expresan una de las serias urgencias que enfrenta la sociedad argentina.

Es conocido que consensuar marcos programáticos en común es complicado, especialmente con espacios que tienen visiones distintas de la realidad. Puede haber puntos de coincidencia, pero no todo es coincidencia, y esto se manifiesta en el modo de encarar los problemas. Este fenómeno también evidencia que armar un acuerdo electoral no es lo mismo que gestionar desde esa diversidad. A Alberto Fernández le ocurrió esto, donde la líder del espacio no ocupaba la presidencia. Lo mismo le sucedió al macrismo con Elisa Carrió, quien cuestionaba algunas medidas a pesar de ser parte de la coalición gobernante.

El problema no radica en los acuerdos, sino en cómo, cuándo y con qué objetivos se llevan adelante. La experiencia muestra que alianzas políticas entre partidos muy opuestos no siempre llegan a buen puerto, como la alianza UCR-FREPASO. En la consideración general, no parecían existir grandes diferencias, como en la fórmula de Cristina y Cobos. Sin embargo, el tiempo ha traído consigo divisiones, como el divorcio político de Pino Solanas y Elisa Carrió, que un día simplemente se levantó y se marchó.

Examinemos la región. ¿Cuántos años le lleva a Uruguay pensar en una alternativa a los partidos Blanco y Colorado? ¿Cuántas elecciones perdió Lula de Asilo antes de llegar al poder en su época de gloria? Ahora, tras la derrota electoral, Milei convoca al ex presidente Macri y se reúne con él en la Quinta de Olivos. Atrás quedan las milanesas con papas fritas, que no sirvieron para nada en su momento. Esta semana, desde las redes, Macri muestra un guiño a Milei y apoya la idea de considerar estas elecciones como una suerte de balotaje contra el kirchnerismo.

Sin embargo, no hay fotos. Bullrich le pide una foto a Macri y él dice que no. Carina también pide una foto, pero el encuentro no se da. Todo queda para después del 27, para ver qué cosecha y quién sembró. El ex presidente comparte un posteo de Fernando Andrés, su mano derecha, que habla de la importancia de las elecciones legislativas y critica al kirchnerismo, así como a algunos radicales y la coalición cívica. Se le está dando otra mano al gobierno.

Más allá de este gesto, queda por ver qué pasará después del 27 y qué alcance tendrá este nuevo pacto. Por lo pronto, Diego Santilli ahora encabeza en la provincia de Buenos Aires, algo que buscaba el partido gobernante. Además, ha surgido la posibilidad de que su rostro esté en la boleta en lugar del malogrado Esper. Una ayuda al gobierno llega desde el norte, con el anuncio del salvataje y el swap, que hace que el riesgo país baje un 15% en un día. Hay muchas expectativas sobre los mercados en el día de hoy.

El riesgo país se sitúa en 900 puntos básicos, el mismo nivel que antes de las elecciones de septiembre. Para poner esto en perspectiva, el riesgo país de Uruguay es de 68 y el de Chile de 98 puntos básicos. Esto señala que hay mucho trabajo por delante. La campaña continúa, Milei se presenta como un jugador activo, aunque resta saber cuánto le han costado las ideas y las vueltas de Espert al oficialismo.

Las elecciones y la estabilidad económica son las principales urgencias, pero el oficialismo no debe olvidar la inminente necesidad de construir consensos y acuerdos. Mirando hacia atrás, todo esto está en juego después del 27. Está claro que salir adelante no es tarea de una sola persona. Ahora aparece un jugador impensado: Estados Unidos. Queda por ver cuál es su verdadero interés, si es meramente geopolítico o si hay intereses personales de algunos funcionarios del gobierno de Trump.

El gobierno ha mostrado una fuerte vocación para bajar la inflación, reducir el déficit y hacer más eficaz al Estado. Todo esto merece reconocimiento, pero lo que sigue es la búsqueda de diálogo y consenso. Un solo individuo no puede sacar al país adelante. ¡Juntemos!