Sociedad

Visita del Papa a la Porciúncula, en Asís

05/08/2016 | 09:49

El Papa Francisco sorprendió al invitar a los obispos y sacerdotes que lo acompañaban en su viaje a Asís, para que en el mismo tiempo en el que se encontraba, el Santuario Santa María de los Ángeles, se pusieran inmediatamente a disposición para confesar a los fieles allí presentes que lo solicitasen, y él mismo se puso a confesar.

Sabemos que Francisco administró el Sacramente de la Confesión a 19 personas: dos religiosas, dos frailes, algunos voluntarios laicos y a cuatro niños scouts. Uno de ellos, ante las cámaras de televisión que transmitían la vista papal dijo: “confesarme con el Papa fue divertido. Me dijo que no debo mentir, porque si no me va a crecer la nariz, como a Pinocho. Yo me reí mucho”.

Minutos antes el Papa había rezado en silencio en el interior de La Porciúncula, pequeña capilla donde oraba San Francisco, contenida hoy en el interior del Santuario Santa María de los Ángeles. El Papa ofreció una exigente reflexión sobre el perdón que debemos brindar a los demás.

“Debemos perdonar siempre – dijo el Papa- no tener rencor, no vengarnos”, en ese instante el Papa hizo el gesto popular italiano de la vendetta, de la venganza, poniéndose el dedo en la boca y sacándolo hacia adelante con fuerza.

El Papa Francisco también se dirigió a la enfermería de un convento cercano para saludar a unos 70 frailes enfermos; este tipo de visitas suele hacerlo en todos sus viajes apostólicos.

Recordemos que hoy se cumplen 800 del 4 de agosto de 1216 en el que San Francisco le pidió al Papa de entonces Honorio III, que le fuesen perdonados todos los pecados de su vida y las penas correspondientes, quienes fueses a orar a la Porciúncula y se confesasen.

El Papa se lo concedió. Este acontecimiento se la recuerda con el nombre de El Perdón de Asís.

Finalmente el Papa Francisco saludó a las personas que durante horas lo esperaban en la plaza frente al santuario y tuvo especiales gestos de ternura para los enfermos presentes. Bajo una carpa blanca, las palabras de despedida de Francisco: “Les agradezco mucho vuestra acogida. Le pido al Señor que los bendiga. Les agradezco la voluntad de estar cerca. Recuérdense de perdonar siempre, con el corazón. Perdonar, porque si nosotros perdonamos el Señor nos perdona. Y todos tenemos necesidad de ser perdonados.

Si alguno no tiene necesidad de perdón que levante la mano”. Luego rezó un Ave María y terminó pidiendo: Por favor, recen por mí”.