Nubarrones. El CIL advierte por los precios bajos en 2026.

La foto y la película

La advertencia del CIL sobre la lechería argentina

29/12/2025 | 10:44

El titular del Centro de Industria Lechera (CIL) de Argentina hizo el balance de 2025, y advirtió los nubarrones para la lechería en 2026.

Redacción Cadena 3

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Ércole Felippa

La lechería argentina atraviesa un presente que, visto de cerca, invita al optimismo. Pero cuando se amplía el plano y se observa la secuencia completa, aparecen señales de alerta. Así lo resume Ércole Felippa, presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL), quien propuso a El Campo Hoy analizar al sector “como una película y no como una foto”. La metáfora no es casual: 2025 muestra indicadores positivos, pero el horizonte 2026 plantea desafíos que exigen decisiones urgentes.

En la “foto” del año próximo, los números juegan a favor. La producción crecería más del 10%, un ritmo inédito en mucho tiempo; las ventas en el mercado interno muestran una recuperación —aunque explicada en parte por la fuerte caída de 2024— y las exportaciones aumentan tanto en volumen como en divisas. 

Sin embargo, al proyectar la película hacia 2026, el escenario cambia: se espera otro incremento productivo, de entre 4% y 5%, en un contexto internacional adverso. Los precios de exportación caen semana tras semana y no encuentran piso, mientras el mercado interno sigue sin reaccionar con fuerza.

Una agenda integral 

El problema se agrava porque Argentina exporta entre el 25% y el 28% de su producción láctea, en un mercado global que comercializa apenas el 6% o 7% de la leche que se produce en el mundo. En ese tablero frágil, pequeños aumentos de oferta —en América en general, no solo en Argentina— impactan de lleno en los precios. “Lo que hoy parecen valores aceptables, medidos en términos históricos, son muy bajos cuando se los ajusta por la inflación en dólares”, advierte Felippa.

Frente a este panorama, el titular del CIL insiste en la necesidad de una agenda de competitividad integral. El tipo de cambio importa, pero no alcanza. “Hay muchas variables puertas adentro que pueden mejorar los costos de manera genuina”, sostiene, y pone el foco en la presión impositiva. Según un estudio presentado al Gobierno, entre 6,4% y 7,2% del valor de los lácteos exportados son impuestos, mientras que en el mercado interno la carga trepa al 40%. La mitad de ese peso fiscal corresponde a provincias y municipios. “Si no se alivia esa presión, terminamos exportando impuestos”, resume.

Basta de grietas 

Felippa también busca desterrar una vieja grieta del sector: la supuesta puja entre industria y producción primaria. Como industrial y productor tambero, asegura que ambos eslabones se necesitan mutuamente. La clave, dice, está en trabajar juntos en temas estructurales como infraestructura y logística. Un dato grafica el desafío: cada día se recorren distancias equivalentes a nueve vueltas al mundo para recolectar la leche en los tambos.

El rol de China 

En el plano internacional, la decisión de China de imponer altos aranceles a los lácteos europeos abre interrogantes más que certezas. Aunque el gigante asiático redujo sus importaciones de leche en polvo, aumentó la demanda de productos de mayor valor agregado, como fórmulas infantiles y proteínas. Allí, Felippa ve una oportunidad estratégica: “El gran desafío es descomoditizar nuestras exportaciones”. Más valor agregado significa más divisas, empleo y resiliencia frente a un mercado global cada vez más volátil.

La foto de 2025 es atractiva. La película, en cambio, exige anticipación y acuerdos para que el final no sea previsible.

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