La historia de Jingle Bells y versiones insólitas del clásico navideño

Vamos a jugar en esta Navidad tan especial. Primero, desmitifiquemos un clásico: Jingle Bells no nació como canción navideña. La escribió James Pierpont en el siglo XIX para el Día de Acción de Gracias. En esa época, los trineos llevaban cascabeles para alertar su paso silencioso sobre la nieve y evitar accidentes. La melodía habla de un paseo en trineo, pero nunca menciona Navidad ni Papá Noel.

Con el tiempo, el invierno la abrazó y se convirtió en el ícono cultural que todos conocemos y cantamos. 

Después vino lo que más me gusta: imaginar cómo los grandes compositores hubieran versionado este simple tema. Me pidieron Chopin y salió algo romántico, casi un bolero. Luego una samba bien alegre, un jazz swingueante y hasta una versión cordobesa al estilo Rodrigo, con ese cuarteto que no podemos disimular (¡somos de Córdoba y se nota!). 

En otros idiomas se dice “jugar” el piano (jouer en francés, to play en inglés), y yo prefiero esa palabra: jugar. Porque la música, sobre todo en estas fechas, es un juego maravilloso que nos devuelve la infancia. Los chicos juegan sin culpa; los adultos a veces nos olvidamos de que está permitido. Hoy jugué al piano y, lo más lindo, es que ustedes jugaron conmigo. Eso es magia pura.

Gracias por el rato compartido, por las risas y por permitirme darles esta vuelta de rosca navideña. 

Que el 2026 nos encuentre jugando mucho más, con música, con amigos y con el corazón abierto. Felices fiestas para todos ustedes y para toda la audiencia de Cadena 3.