Un octógono negro para el billete de mil

La quinta pata del gato

Un octógono negro para el billete de mil

10/11/2021 | 11:53 |  

Adrián Simioni

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Un octógono negro para el billete de mil

La partecita Argentina que todavía cree que vive en Suiza, que vive aislada de la gente que se la tiene que rebuscar por su cuenta, sancionó y aplaudió hace unas semanas una legislación polémica y elegante que obliga a las fábricas de alimentos a advertir a sus clientes que sus productos son poco recomendables.

Los diputados impusieron unos tétricos octógonos negros, diseñados para meter miedo, donde los fabricantes deben advertir que lo que venden es alto en grasas, en grasas saturadas, en azúcares, en calorías o en sodio.

Los legisladores dicen que así los consumidores podrán elegir una alimentación más saludable. Dan ejemplos de otros países. Ojalá. Está muy bien.

Las fábricas de alimentos pidieron cambios a la ley por muchos inconvenientes. Desde que les complicará exportar hasta que será injusto obligar a los que trabajan en blanco a hacer esto mientras las calles son un patio abierto en negro de choripanes sin siquiera control bromatológico. Pero no fueron escuchadas. La mayoría de los políticos creen que las empresas son de goma.

Sin embargo, detrás de estos sueños suizos aparece la realidad: los hogares compran alimentos cada vez menos saludables no por falta de octógonos negros, sino porque no les alcanza la plata.

Mirá los datos del Centro de Almaceneros de Córdoba: en octubre los hogares cordobeses compraron 40% más de papas que hace un año, pero un 25% menos de verduras. El consumo de menudos de vaca creció 35% más, pero el de la carne vacuna cayó 40%. El consumo de pan subió 17%, pero el de pescado fresco se hundió 49%. Compraron un 32% más de azúcar, pero 14% menos de leche fluida y 38% menos de frutas. Compraron un 55% más de menudos de pollo, pero un 32% menos de yogures.

La dirigencia política argentina, sobre todo el oficialismo, tienen que dejar de hacerse los osos. Los octógonos negros para los alimentos están muy bien, pero tienen que terminar con algo que es mucho más dañino para la salud que un paquete de galletitas: la inflación. Tienen que ponerle un octógono negro a los billetes de mil que emite sin parar un gobierno sin respuesta ni plan. Con una leyenda que diga, bien grandota, bien tétrica: "Billete con bajo poder de compra en alimentos saludables".

Porque mientras no se resuelva del drama principal y más antiguo de la Argentina podrán sacar las leyes más bonitas que se les ocurran. Y nosotros seguiremos alejándonos cada vez más no sólo de Suiza sino de un mundo que hace 30 años dejó de tener inflación como un cáncer constante.

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