Más cordobés que el PPP: felicitaciones a todos nosotros

Córdoba celebró el relanzamiento del Programa Primer Paso (PPP), que cumple 15 años como una política pública nacida en esta provincia y consolidada como un modelo que bien podría ser "for export". 

Este programa, que combina formación y experiencia laboral para jóvenes, refleja una rara avis en el panorama argentino: un conservadurismo progresista, profundamente cordobés, que apuesta por la igualdad de oportunidades sin caer en los extremos ideológicos.

El PPP, relanzado con cupos para 15.000 jóvenes de entre 16 y 25 años, ofrece dos modalidades: práctica laboral (pasantías de seis meses con 7.500 lugares, 20 horas semanales, salario mínimo de $322.000 más boleto obrero social) y relación de dependencia (otros 7.500 lugares, un año de trabajo con salario de convenio, donde el gobierno subsidia $322.000 a las empresas). 

El programa prioriza el 25% de los cupos para los departamentos del noroeste y los más australes, como Roque Sáenz Peña y General Roca, además de reservar lugares específicos para personas con discapacidad, trasplantadas o en situación de vulnerabilidad. 

Los interesados pueden inscribirse hasta el 3 de noviembre en desarrolloyempleo.cba.gov.ar, y el sorteo, si corresponde, será el 28 de noviembre.

Lo que hace único al PPP es su enfoque en tres pilares: formación laboral, práctica profesional y experiencia en la dinámica del trabajo. No se trata solo de un sueldo, sino de aprender a cumplir horarios, trabajar en equipo y asumir metas; en esencia, de introducir a los jóvenes en una comunidad nueva: el mundo laboral.

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Para muchos, es el primer contacto con ese universo, un paso crucial que no todas las familias pueden facilitar por sus propios medios. En un país donde las redes de contactos suelen definir oportunidades, el PPP democratiza el acceso al trabajo, abriendo puertas a quienes no tienen un "conocido" que los recomiende.

Con un costo de $46.000 millones —apenas el 0,5% del presupuesto provincial—, el programa es una inversión eficiente. En 15 años, benefició a 200.000 jóvenes, equivalente a la mitad de la población cordobesa de esa edad. 

Su impacto es acumulativo y multiplicador: un joven que ingresa al PPP no solo adquiere experiencia, sino que inspira a otros a intentarlo, tejiendo redes que trascienden lo individual.

El éxito del PPP no fue casual. Surgió en 2008, bajo la gobernación de Juan Schiaretti, con Osvaldo Giordano y Alejandra Torres como artífices clave, inspirados en el Proyecto Joven nacional y experiencias brasileñas. 

Enfrentaron un obstáculo inicial: las empresas temían riesgos laborales y juicios. La solución vino de la mano de Torres, quien propuso un seguro de responsabilidad civil para cada participante, alejando el programa del fuero laboral. A esto se sumó la colaboración de sindicatos y empresarios cordobeses, que, a diferencia de lo ocurrido en otros contextos, no lo tildaron de precarización, sino que apostaron por su potencial.

Quince años después, el PPP es una prueba de que las cosas pueden hacerse bien. No subsidia el desempleo, sino el empleo; no promete utopías, sino oportunidades concretas. Es un orgullo colectivo, sostenido por los impuestos de los cordobeses y la voluntad de quienes lo diseñaron, lo implementaron y lo defendieron. 

Y aunque el país no haya replicado este modelo con la misma sistematicidad, la evidencia está sobre la mesa: el PPP funciona.